Enorme película de género negro- policíaco de uno de los mejores directores
clásicos de la historia del cine. Su guión no es complejo, pero tiene la chicha
y el condimento suficiente como para no
aburrirnos en esta historia llena de violencia, a veces cruel, en la que la
corrupción asoma con poco disimulo para presentarnos un paisaje todavía más
hostil, dentro de lo malo, del que desearía nuestro protagonista. El artífice
de la historia es el guionista Sidney
Boehm, que hace el mejor trabajo de su carrera, muy superior al de su
nominación al oscar por la película FBI
entra en acción. Me parece casi imposible que alguien pueda meter todo lo
que ocurre en menos de hora y media de metraje
sin que la historia quede coja o descompensada en el resultado final. Eso
sólo lo puede hacer un prestidigitador del cine que siempre tenga a punto su
barita mágica.
La investigación sobre el suicidio de un sargento de policía lleva a Bannion
(Glenn Ford) al domicilio de aquél, donde es hallado el cadáver y en el
que se encuentra su mujer. Su olfato le dice que ella está implicada de algún modo, pero a los jefes no les gusta que el sargento
insista en entrevistarse con la ahora viuda. Las presiones para que deje de
molestarla se acrecentarán; esto en vez de
disuadirlo lo enganchará más a la investigación. Hay en ese aspecto de la lucha
contra el sistema y lo establecido, que está podrido de corrupción, una
semejanza palpable con la película interpretada por Al Pacino -Sérpico, con
algunas diferencias, como es normal: en la de Pacino el guión se centrará más en la corrupción y la lucha
personal contra ésta del protagonista, aunque esté a punto de costarle la vida,
en la de Fritz Lang, sin embargo,
aunque la corrupción también está presente continuamente, hay un caso concreto
que resolver, y esa corrupción no ayudará nada a nuestro protagonista Bannion y sí a sus enemigos, aunque en
la evolución de la historia algunos de los personajes (policías) dejarán de
jugar con esa ambigüedad ordenada que tanto molestó en su momento al
protagonista y se posicionarán a favor de la legalidad y de Bannion.
El asesinato salvaje de una mujer que tenía que ver sentimentalmente
(podría creerse más bien sexualmente) con
el sargento muerto, hará recaer todavía más la duda sobre su mujer. Otro
encuentro con ella en el que le explica los flirteos de su esposo, y en el que
percibe resentimiento, hará que Bannion
siga por el mismo camino.
Según se van poniendo las cosas difíciles por la entrada en escena de un
mafioso que tiene sobornada a la cúpula policial, un tal Lagana, persona
con bastante poder en la ciudad, la relación de Bannion con su familia
se enrarece y se tensa más de lo normal. El caso y las presiones están
inquietándolo; sólo cuando Bannion le
cuenta a su esposa lo que está sucediendo, interpretada ésta por la hermana de Marlon Brando, Joselyn Brando, y ésta lo apoya incondicionalmente, es cuando se
apacigua y decide continuar. Eso es básicamente lo que vemos en esta joya de
película: el recorrido de Bannion a
lo largo de su investigación, que no será formalmente oficial a partir de
cierto momento (cuando le entrega la placa a sus jefes), y sus movimientos
estratégicos para coger a los malos, aunque para ello tenga que hacer un
sacrificio personal que a cualquier otro superaría (ahí hay mucho de
heroicidad) y que tiene que ver con su familia.
Poco después sucederá la tragedia que menos desearía el protagonista, y es
a partir de ello cuando se encuentra en una situación de él contra el mundo,
siente odio y lo único que quiere es vengarse, por lo que los acontecimientos se precipitan en una ola
de intimidaciones y violencia desatadas mientras continúa intentando demostrar
quiénes tuvieron que ver con la muerte del sargento y qué hay detrás de esa
muerte.
Policía corrupta sobornada por la mafia, chantaje de la mujer del sargento muerto a Lagana con una carta comprometedora y la protección que le brinda el mafioso por miedo a que el contenido de esa carta salga a la luz pública, matones intentando sacar fuera de juego al protagonista, que se muestra firme e imperturbable por las amenazas, violencia de género y venganza por parte de la mujer maltratada impune y salvajemente (Gloria Grahame) por uno de los que están con Lagana, interpretado por Lee Marvin en una actuación canallesca como pocas veces hizo antes; en Los sobornados, de Fritz Lang, hay de todo.
Me pareció impresionante la interpretación férrea y contundente de Glenn
Ford. Su personaje es dinamita por los cuatro costados, y su moral
inquebrantable; su grandeza de espíritu está por encima de cualquier duda, y su determinación lo motiva a actuar con un
ímpetu arrollador. En este último aspecto su personaje es muy similar,
curiosamente, al que interpreta uno de los malos de esta película en otra del
mismo género en la que Lee Marvin
hace de protagonista, la excelente A quemarropa. Una anécdota
curiosa y simpática acontece cuando ambos actores (Glenn Ford y Lee Marvin)
se encuentran cara a cara por primera vez y se escucha de fondo la canción Put the blame on mame en una referencia evidente al éxito de la película Gilda de Glenn Ford, protagonizada al lado de la gran estrella Rita Hayworth.
El enfrentamiento directo y
decidido con los responsables de su tragedia, que son los mismos que tienen que ver
con la corrupción policial y el asunto del
suicidio inicial del sargento por el que se mete en el caso, un suicidio cuya responsabilidad comparte Lagana y sus presiones, y su esposa, una
mujer ambiciosa y gélida, lo sumirán en una guerra sin cuartel en la que sólo
puede quedar uno en pié. Una chica, cuya ambigüedad moral es patente a lo largo del desarrollo de la trama (Gloria
Grahame), avispada y con un sentido irónico del humor por su,
probablemente, incomodidad con lo pútrido que le rodea, pero que aguanta
únicamente por interés y diversión (“Yo he sido rica y pobre, y créame: es
mucho mejor ser rica”, le dice en una escena a Glenn Ford), ayudará a Bannión en su lucha contra los
indeseables, aunque en este caso a ella sólo le toque uno de cerca, que la
maltrataron y que son los responsables de todo el sufrimiento por el que pasa
el protagonista de esta historia del mejor y
más genuino cine negro.