Impactante drama de Michael Haneke protagonizado por una impresionante Isabelle Huppert en un papel nada fácil por la oscura y perturbada personalidad que interpreta en su vida menos social, que convivirá con otra existencia más convencional cuando se refleja la exigencia profesional y meticulosidad de una celebridad en el mundo de la música clásica.
Es en ocasiones muy incómoda de ver, incluso desagradable,
pero su grandeza es evidente y complicado que alguien pueda sentirse
indiferente. Hay obras de arte que no por oscuras, difíciles o desagradables
dejan de ser obras de arte; que hay si no de Las Pinturas Negras, de Goya, El
Grito, de Munch,
El Jardín de las Delicias, de El Bosco, o mismo algunos de los autoretratos de Van Gogh.
Hanecke se maneja magistralmente en un precipicio profundo y escarpado
que provoca temor y mucho vértigo. La profesora elitista
de piano quiere llevar hasta sus últimas consecuencias el control cuando hace
de su sexualidad algo así como un juego muy estudiado, igual que en su vida
profesional en lo referente a lo cerebral; por momentos podemos llegar a creer
(por el añadido de su lado más maléfico…escena de los cristales rotos) que
estamos ante una psicópata. Pero no es el caso, o al menos eso creo, y más que
ante una psicópata (aunque vuelvo a repetir: a veces lo parece… ella misma dice
que no siente nada, y que si sintiera algo lo reprimiría sin dudarlo; su
comportamiento se muestra demasiado frío) estamos ante una mujer que manifiesta
su sexualidad de un modo extravagante a pesar
de ese control citado (para mí sería una especie de control descontrolado, un control dentro de una sexualidad
perversa, insana, que ya no conduce como se debería porque concierne a alguien
más que no es ella misma y provoca dolor).
En su sexualidad hay comportamientos de dominación, de
riesgo exhibicionista en los que podría sentir gran excitación – relaciones en
los servicios públicos ante el peligro de que alguien pudiera entrar y ver todo
el espectáculo, en el autocine – sadomasoquistas, perversos.
Se quiere tener el control sobre la sexualidad y la parte emocional que
encierra, como en su vida social-laboral; eso hará de su sexualidad un fracaso
por la racionalidad absoluta que se quiere introducir en algo donde el sentir
lo es prácticamente todo, pero la represión produce inestabilidad, saliendo lo
emocional a flote de un modo perverso y mórbido.
En resumidas cuentas: la represión hará de su vida sexual algo insano y muy
cerebral, con conductas que podrían resultar compulsivas, pero el control que
se quiere establecer se desmorona al resultar antinatural. La sexualidad se
hará destructiva ya que se hiere, aunque seguramente en el fondo no se
pretenda; tal comportamiento ocasionará mucho sufrimiento no sólo a ella misma
sino a quien la podría llegar a querer.
El desequilibrio podría estar originado por una madre
castradora insoportable, absolutamente odiosa. La profesora tiene una relación
con ella conflictiva, eso salta a la vista, y el amor-odio que siente la
confundirá (interpreto), terminando por socavar
su psiquismo. La vertiente sexual hará que el dominio que ejerce la madre hacia
la protagonista se vuelva, o se convierta, en un comportamiento antinatural,
perverso (impresionante la escena en la cama con su madre que deja acojonado al
más pintado).
En esta experiencia vital y familiar hay semejanzas con la
relación que mantienen madre e hija en la película de Darren Aronofsky Cisne Negro. En ambos casos hay excesiva
exigencia para hacer del hijo alguien perfecto en su vida profesional y poder
triunfar. La presión puede que haga reventar el equilibrio psíquico; pero
tampoco es cuestión de profundizar mucho más en el tema, de hacer un diagnóstico
psicológico, incluso psiquiátrico, acerca del comportamiento y actitudes de la profesora de piano porque creo que
las precisiones serían complicadas y tampoco soy un psiquiatra para hacerlo con
garantías; sólo he apuntado lo que interpreto de su personalidad y manera de
actuar, aunque seguramente se me escapen cosas relevantes y en todo lo
explicado haya dudas, o discrepancias.
Estamos ante una película difícil por su aspecto gris
oscuro, a veces prácticamente negro, por su impenetrabilidad y hermetismo – el que demuestra la
protagonista en lo emocional –, una película que sorprende por su atrevimiento,
provocativa al parecer querer irritar al espectador con su terrible propuesta,
sin complejos a la hora de tratarla, cuando cuenta lo que pretende sin
disfraces políticamente correctos, dulcificaciones o giros esperanzadores,
seria e inteligente (por su profundidad y coherencia) y de una perfección en el
estilo, en el modo de ser contada, que fascinan y conmueven al mismo tiempo; un
filme bello a pesar de tanta oscuridad, que refleja una intensidad dramática
similar a la que nos suele tener acostumbrados Lars Von Trier (aunque en Haneke
los excesos sean más cerebrales y pasen en ocasiones por el filtro de la
intelectualidad, además de tener cierta contención: excesos elegantes, o con su
elegancia, valga la ¿contradicción?): un dramatismo sordo,
asfixiante, que ahoga por lo angustioso, molesto, inquietante, una película
durísima y triste, pero en la que cabrán incluso momentos simpáticos,
graciosos, introducidos con la enorme clase del que sabe estar en cualquier
circunstancia por muy complicada que sea, como cuando la pareja protagonista da
por acabada su primera relación escabrosa y
sorprendente (en la parte que toca al muchacho que ahora será no sólo alumno de
la mujer sino su especial y desconcertado amante) en un servicio, y el chico le
sugiere, cuando se está despidiendo, que se relaje y disfrute más después de
“soportar” la actitud dominante de la profesora… curioso cuando tiempo después
le dice a su amante que le puede pegar de un modo determinado (la mujer a veces
parece ser dominante y a veces prefiere desarrollar el papel contrario)
Bueno, nada más, he visto una enorme y especialísima
película. Es cierto que puede herir sensibilidades, por lo que habría que tener
cuidado, pero también es cierto que es sincera y que lo que cuenta lo hace con honestidad, además de gran fuerza. Hace reflexionar
a la vez que engancha por su historia turbia y complicada. Lo aparente juega un
papel importante; no es real todo lo que parece y en las intimidades de la
gente siempre podría haber desequilibrios que podrían hacer saltar todo por lo
aires.
Perfil Usuario filmaffinity Replicantenexus Nick Deckard El Replicante