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martes, 1 de febrero de 2011

Danton/ Andrzej Wajda/ Francia 1982



Esta película es del año 1982, pero no esperemos encontrarnos una de esas pelis de estilo ochenteno tan fáciles de identificar, muchas de ellas bastante conocidas; para nada. Esta magnífica película de época, coproducida entre Francia, Alemania y Polonia retrata el período político convulso de una Francia en pleno proceso revolucionario denominado históricamente etapa del terror, en la que Robespierre  ejercía el poder de manera tiránica. En el bando contrario al comité de salud pública, cuyo jefe político era Robespierre, que era algo así como un gobierno provisional por razones de urgencia nacional de la recién instaurada república francesa, se encuentra el ídolo del pueblo y muy popular héroe de la revolución Danton, interpretado muy convincentemente por un gran Gerard Depardieau.

      El tema de la película sería el miedo que provocaban en el pueblo los gobernantes en aquel período donde se pretendía  hacer ver enemigos por todos los sitios conspirando para hacer caer la república, entre estos presuntos conspiradores se encontraba Danton, al que Robespierre temía ya que era un presumible candidato para hacerse con el poder, y es entonces cuando éste reacciona(y la película va sobre todo de eso precisamente, de la reacción) y trata por todos los medios a su alcance de cortarle las alas en un proceso político que disfraza de proceso judicial. En esta especie de “juicio póstumo” (porque a pesar de celebrarse, Danton parece estar ya más muerto que vivo; es una pantomima), Robespierre acusa a Danton de conspirar y crear grupos de insurgentes para aniquilar el gobierno de la república; lo acusa de contrarrevolucionario  porque es muy listo y sabe que, aunque no lo es (aunque critique al gobierno), esa palabra crea un miedo irracional que hace a los acusados de ello carne de guillotina.

      Hay en todo el proceso una clara manipulación política y las amenazas mediante la intimidación y el terror son continuas para quitarse de en medio, no a los enemigos de la república como proclaman los acusadores, sino a los enemigos de las injusticias del comité de salud pública presidido por una especie de diablo llamado Robespierre, personaje de similares características a otros históricos como Maquiavelo en cuanto a los prácticos e inmorales usos del poder, o Hitler y Stalin en cuanto al terror que ejercían en el pueblo para paralizarlo y así poder controlarlo mejor.


          
Spoiler (No leer el spoiler en color azul para no descubrir partes de la película)
        El personaje que interpreta a Robespierre se nos muestra con algunas contradicciones; si bien en un principio no desea la detención de Danton para ejecutarlo porque entraña cierto peligro al ser un ídolo del pueblo, más tarde cambia su postura y ordena que se abra un proceso en su contra que llevará, si todo sale como él tiene previsto, a su ejecución. Otra contradicción en la postura de Robespierre se aprecia cuando al final uno de sus colaboradores más directos, y en los que más confía, le insta a que proclame la dictadura… Robespierre ya es un dictador con todo el poder en sus manos, y en una reflexión que hace en voz alta dice que la revolución se ha destruido porque lo que él siempre había defendido-: una democracia-, ya no era tal. Aquí hay un componente de desencanto en el personaje, de amargura, algo que va totalmente en contra de lo que hace.
           Danton también cambia a lo largo de la película: en un primer momento se muestra amenazante ante su rival porque sabe de su poder. Más tarde, en su detención, su actitud es totalmente pasiva (ni siquiera cuando sabía que estaba en peligro, antes de que lo detuvieran, mueve un solo dedo para intentar hacer algo y mover los hilos que podían hacer cambiar los acontecimientos que sucedieron más tarde. Algunos políticos se lo dicen y lo apoyan para que sea el líder que destituya a Robespierre, pero él no hace nada); aquí también hay ingenuidad en su comportamiento al creer que el pueblo lo salvará. En una tercera etapa se presenta muy elocuente en la farsa de juicio, hablándole al pueblo para que reaccione y no consienta que asesinen a los hijos de la revolución que son los que salvaguardan los ideales de la república y la democracia. Y, finalmente, en una última etapa, Danton, ya encarcelado, piensa que la gente se ha vuelto loca y que él es irremplazable, que sin su concurso la revolución fracasará; aquí nos encontraríamos con un Danton envalentonado por el miedo al ver lo que le espera y con una actitud presuntuosa producida seguramente por la desesperación; por sus palabras pareciera ser una divinidad irremplazable para la revolución. /Fin Spoiler (Ya se puede seguir leyendo sin problema)




      Lucha por el poder, reuniones políticas públicas y privadas para convencer a favor de la causa de cada uno, subversión inventada y su reacción-: represión política-, asambleas, comités y discursos políticos en los que las traiciones y las ambiciones personales son lo principal; todo eso está en Danton.

     Su realismo, cuidada puesta en escena, con algunas partes en las que las multitudes se mueven con naturalidad y resueltamente, la música siniestra que resalta esa época de terror, eso también forma parte de un estilo, por otro lado bastante clásico.