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martes, 12 de octubre de 2010

La conversación/ Francis Ford Coppola/ Estados Unidos 1974



       
      Harry Caul, un detective cuyo prestigio como especialista en vigilancia y en sistemas de seguridad es reconocido por sus colegas en todo el país, recibe el encargo por parte de un magnate de investigar a su joven esposa. Deberá escuchar sus conversaciones con un empleado de ese hombre del que parece estar enamorada. La misión, para un experto de su categoría, resulta a primera vista inexplicable, ya que la pareja no ofrece ningún interés fuera de lo corriente. Sin embargo, cuando Harry da por finalizado su trabajo, advierte que algo extraño se oculta tras la banalidad que ha estado investigando, ya que su cliente se niega a identificarse, utilizando siempre intermediarios...


     Esta película de Francis Ford Coppola es del año 1974, el mismo año en el que realizó la segunda parte del Padrino. No tiene la fama, ni de lejos, de ésta, pero está casi a su altura en cuanto a nivel artístico. Conceptualmente es muy diferente a las grandes obras (en cuanto a proyecto, no en cuanto a calidad) de su autor como El Padrino, Apocalise Naw o Cotton club. Es una película más reflexiva que de guión, sugiere más que enseña, y su sobriedad y limitación de recursos, tanto técnicos como económicos, hizo que el realizador se inventara una profunda e inteligente reflexión acerca de la soledad y la incomunicación. El personaje principal, Harry Caul, magistralmente interpretado por un gris y misterioso Gene Hackman, es un técnico en vigilancia y seguimiento, así es como se denominan los del ramo para no utilizar otra palabra que podría llevar a incomodidades, y esa palabra es espía. Él es una leyenda y tiene gran fama por trabajos pasados, muchos de ellos problemáticos, aparte de mediáticos, pero prefiere pasar siempre inadvertido porque está acostumbrado a que su trabajo no interfiera en su vida personal, se puede decir que se lleva el trabajo a casa y que mantiene siempre la misma actitud defensiva y hermética: parece no saber, o no poder diferenciar, su vida de espía de su vida íntima. Esto le traerá problemas no sólo a él mismo sino también a sus amigos y conocidos, aparte de a alguna que otra mujer con la que se relaciona sentimentalmente.


     La tecnología es otra de las protagonistas de la película. Está siempre presente y llega a agobiar. Es una tecnología primitiva (primeros años 70), una electrónica al servicio del espionaje que resulta amenazadora. Vista con la perspectiva del tiempo, y hablo desde el año 2010 (año en el que está hecho este análisis), y con los medios tecnológicos que hay hoy en día, se podría llegar a  pensar que no resulta tan precisa; yo a la gente que pensara eso le preguntaría: ¿precisa para qué? Porque en La Conversación se habla de espiar, de grabar conversaciones con algún fin, legítimo o no, y la electrónica que nos enseñan está suficientemente desarrollada como para cumplir con ese fin satisfactoriamente y con todas las garantías; de hecho, la conversación que graba Harry Caul al principio es la clave y el origen de todo lo que ocurre más tarde, y esta conversación grabada en un parque, donde sería muy complicado hacerlo, es completamente nítida. Este tipo de trabajos son los que habían hecho de Harry Caul un referente en el mundo del espionaje.

         Hay en La conversación una amenaza en la sombra que con el transcurso de los acontecimientos parece estar más en la cabeza del protagonista que en el mundo exterior, y digo parece. La paranoia comienza a envolver la vida del protagonista porque su trabajo le está afectando, y más concretamente su último trabajo en el que hizo lo que nunca antes había hecho: entrometerse en lo personal, tratar de saber qué pasaría con la pareja que había espiado una vez entregadas las grabaciones. Y la interpretación que hace Harry de esa conversación le lleva a sospechar que esa pareja está en peligro. Es entonces cuando se da cuenta de que está haciendo algo reprobable moralmente porque su trabajo está ayudando a otro a cometer un delito, seguramente un asesinato. Más adelante se dará cuenta que  su interpretación de lo que oye en esa conversación no se ajustará a lo que preveía, y los resultados desconcertarán tanto a los espectadores como al propio protagonista.
        El dejar caer ciertos comentarios sugerentes, como si no se quisiera, las pausas significativas, los gestos que resultan incómodos o provocativos, hacen que la película adquiera un tinte demasiado oscuro, tirando a mate. Se esconden demasiadas cosas y hay que traducirlas para darle un significado coherente, es así como se va construyendo la trama, es entonces cuando entiendes lo que pasa, es entonces, y sólo entonces, cuando compruebas lleno de admiración (porque este juego insinuante y esta atmósfera enrarecida y hermética es propia de un maestro) que las víctimas se convierten en verdugos y los espías en espiados… ¿o no? La llamada telefónica a la habitación del hotel y el posterior destrozo de mobiliario, paredes, suelo y techo por parte de Harry plantea todas estas dudas.

    En resumidas cuentas, gran película de Coppola, aunque sencilla en su puesta en escena y de una sobriedad provocadora (ni tan siquiera introduce música,  sólo de vez en cuando algo de jazz en forma de saxo –lo que toca también Harry Caul- o de piano). Lo que hay detrás de la trama produce cierto desasosiego porque intuyes una amenaza; no sabes muy bien qué o de dónde puede provenir esa amenaza, aunque terminas descubriendo casi todo el pastel, por lo menos lo principal que precedió a la conversación que anuncia el título de la película, un descubrimiento que sorprende y con el que no contaba Harry Caul.

3 Ya han hecho su aportación. Sigue comentando si quieres:

Antoine Doinel dijo...

Para mi la mejor película de Coppola, no es que no me parezcan sublimes el Padrino 1 y 2 sino que como entre otras cosillas soy editor de audio me toca directamente esta peli.

Javier Simpson dijo...

Gracias Antoine por tu comentario. Es cierto que El padrino 1 y 2 son muy buenas, pero esta le anda cerca, auque es mucho menos conocida. El trabajo de Gene Hackman, para enmarcar.

Outsider dijo...

No conocia esta película y que jovencito esta Harrison Ford
buen post un saludo.