" cinódromo: octubre 2010
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domingo, 31 de octubre de 2010

Underworld/ Len Wiseman/ Estados Unidos 2003


Vampiros contra hombres lobo, Aliens contra Predators; cualquier combinación similar en este tipo de género fantástico es posible (Quieren hacer un western donde una nave extraterrestre aterriza en pleno Arizona; los blancos y los indios se alían para combatir al agresor que viene de fuera del planeta, con eso está  dicho todo, y puede estar bien, eso está claro, por eso es cine y casi cualquier cosa vale mientras tenga sentido, haya coherencia y sea creíble)


En Underworld la mezcla da juego y entretenimiento. Su estética tenebrista a lo Matrix (con chupa de cuero negra hasta los pies estilo Neo que lleva puesta Kate Beckinsale , atractiva en el papel de dura vampiro enamorada y con conciencia de supervivencia, no sólo para los suyos, sino para los licántropos, con la que llevan siglos en guerra por el dominio de una raza sobre la otra), la acción casi constante y bien construida, de un ritmo que no entorpece el desarrollo normal de la trama y los efectos especiales que se perciben, sobre todo en las transformaciones, algo aparatosas, pero que producen un impacto necesario para engancharnos aún más, son elementos consustanciales a su personalidad que le dan cuerpo al resultado final.

sábado, 30 de octubre de 2010

El luchador/ Darren Aronofsky/ Estados Unidos 2008



 Me ha gustado bastante. No llega a la altura de las dos anteriores que había visto (Pi. Fe en el caos y La fuente de la vida), pero está cerca de su nivel. El mundo de la lucha libre me parece una tontería, más falso que un dinar de madera. En el canal cuatro ponían lucha libre y yo haciendo zaping a veces veía un poco, pero no por la lucha en sí sino por los comentarios de los dos locutores que me parecían graciosos y me reía. De todas formas me gusta como presenta ese mundo Aronofsky: nos lo acerca de una forma entre tierna y entrañable, haciéndonos ver que, como en otros muchos espectáculos donde se puede encumbrar a alguien, también se le puede olvidar igual de rápido (hay mucho fracaso y desilusión donde antes había éxito y dinero). Me gustaron  esos momentos de la vida cotidiana cuando Rourke se encuentra con sus compañeros fuera del cuadrilátero, o las anécdotas que le ocurren: cuando se pone moreno en la cámara de rayos  ultravioleta, en el super vendiendo carne o lo que le pidan, aunque sea una señora muy pesada… y él aguantando, parecía que  a veces más que en el propio cuadrilátero, etc.

       Me convenció menos la relación que mantiene Rourke con su  hija que, aunque es de una considerable carga dramática y es muy triste como acaba, está demasiado esquematizada y da la sensación de ya estar vista; es predecible que puede acabar como acaba.

Conocerás al hombre de tus sueños/ Woody Allen/ Estados Unidos 2010


       Anthony Hopkins quiere darle un nuevo impulso a su vida de la manera que sea, aunque destruya un matrimonio de muchos años. Ligarse a una mujer mucho más joven y exuberante lo hace sentirse más joven y activo. Todavía se encuentra atractivo para las mujeres y eso es una sensación satisfactoria que hincha su ego que parece volverse estúpido por momentos. Como los más jóvenes, piensa con el pene por lo general, y deja de usar el sentido común. Todo ello lleva a que cambie radicalmente de vida, y eso lo hace ilusionarse como un niño, pero esa ilusión no tiene demasiado futuro y, aunque al principio vive en una nube y no considera este hecho, pronto se dará cuenta de que el ritmo y el tipo de vida que lleva su recién estrenada y joven esposa es demasiado movido y diferente del que está acostumbrado.


       Woody Allen vuelve a desenvolverse a gusto en esta comedia de relaciones personales y situaciones hilarantes y contadas con mucha habilidad (en ocasiones disparatadas, como en las que sale la madre de Naomi Watts, convencida de que un oráculo en forma de vieja amiga a la que acude ve su futuro y la aconseja hacer lo que ninguna otra madre en sus cabales haría: inducir a su hija a que abandone a su marido y no trate de arreglar su matrimonio, y a no ayudarla económicamente cuando a su desconsolado retoño le hace falta financiación para un negocio después de haberse separado de su marido.
      También es un tanto loca la relación que mantiene Josh Brolin con su hermosa y exótica vecina Freida Pinto. Roy (Josh Brolin) se sale de madre cuando sus novelas dejan de venderse y no son solicitadas por las editoriales que antes le daban apoyo, y hace lo imposible para que la situación cambie, aunque se tenga que arriesgar a cometer un delito que lo llevará a estar en el filo de la navaja.

      Los personajes, que son muchos (entre ellos nuestro Antonio Banderas, que hace de galerista y que sorprende a todos cuando se desmarca del sitio que le correspondería tener en el puzzle al dejar a Naomi Watts sin su plan  –que era él mismo- y muy sorprendida por una elección que la mujer nunca esperaría de su jefe ), convierten a Conocerás al hombre de tus sueños en un film coral, donde muchos de ellos se encuentran y tienen algún tipo de vínculo, como en la mayoría de películas corales que se hacen ahora y que ya no llaman tanto la atención como cuando Robert Alman hiciera Vidas cruzadas. No será la primera, ni, seguramente, la última vez que Woody Allen haga el mismo tipo de película; es una forma muy válida para contar ese tipo de historias donde las relaciones son lo fundamental.

Estreno Cine

viernes, 29 de octubre de 2010

La ley de la calle (Rumble fish)/ Francis Ford Coppola/ Estados Unidos 1983




El chico de la moto es el Rey y ha vuelto de su destierro, o, si se quiere, de las cruzadas (esa sería otra versión del mito). Su hermano pequeño, Rusty James, interpretado por el rebelde Matt Dillon, siempre ha sentido una idolatría ciega hacia él.

SPOILER (No leer el spoiler en color azul para no descubrir partes de la película)
Rusty dice ser igual que su hermano, quiere ser su sucesor, quiere que las cosas vuelvan a ser como antes, cuando las pandillas andaban por la gran ciudad a sus anchas y había un espíritu de camaradería genuino, auténtico; quiere que la vida sea igual que cuando no había drogas, algo que destruyó las pandillas y aquel espíritu. Hay indicios que parecen confabularse en contra de su deseo: su padre, que niega que él sea como su hermano mayor (un Micky Rourke daltónico y medio sordo que parece no formar parte de un mundo tan simple, un Rourke atormentado que aparenta mucha más edad de la que tiene), ciertos hombres de color que juegan al billar en un  bar y uno de ellos le dice a Rusty James, refiriéndose a su hermano mayor, que parece un Rey sin corona en el exilio; y Rusty vuelve a decirle que él cuando sea mayor va a ser como él, y el negro le dice que no, que no se le parece en nada. /FIN SPOILER (ya se puede seguir leyendo sin problema)

Coppola vuelve a sus anchas. Deja los encargos a un lado y crea una obra personal y muy poética, con un blanco y negro que recuerda otras épocas, con el tiempo recordándonos que nada permanece, que un Mesías traerá otro nuevo ; el transcurso del tiempo inunda la película, con relojes por todos los lados, algunos incluso sin manecillas  para hacernos comprender que el tiempo, en ocasiones, es caprichoso y parece no avanzar, como cuando Rusty James y los suyos van a pelearse con otra banda, y es que el miedo hace detenerse el tiempo en las cabezas de quien siente esa sensación, para que sepamos lo duro que es enfrentarnos a el y tratar de vencerlo; también hay nubes que corren deprisa y nos da la sensación de precipitación, de aires de cambio, y el ritmo de la música de Copeland(el batería del grupo Police) también nos marca el transcurso de lo que acontece: el ritmo de la música marca el tiempo perfectamente como una partitura matemática, pero con mucha alma.




Esta película es la otra cara de Rebeldes; las dos hablan del mundo de los jóvenes, de las bandas juveniles, pero desde vertientes diferentes. Rebeldes es anterior a La ley de la calle y más clásica en sus planteamientos, más romántica al viejo estilo; Rumble fish es poética, en esto se semejan los dos films, pero más innovadora, visualmente mucho más poderosa. La mirada de Rebeldes es más inocente, sería como la mirada o la visión de un adolescente a punto de entrar en la primera juventud; la mirada de La ley de la calle es más mística, filosófica, como lo es el padre de ambos protagonistas interpretado por Dennis Hopper,
SPOILER (No leer el spoiler en color azul para no descubrir partes de la película)
un Hopper alcoholizado que trata de olvidar su pasado marcado por el trauma de un abandono( el de su mujer) que se fue a vivir el sueño americano con un hombre rico a California… y su hijo mayor vuelve de allí donde la ha visto en un concurso de televisión, pero donde no ha visto el mar, curiosamente; y su hermano le pregunta, extrañado, que cómo es posible que hubiese estado en California y no hubiese visto el mar( aquí se podría ver la metáfora de que no había conseguido cumplir su sueño de llegar todo lo lejos que hubiera podido llegar en la vida; por eso le dice a Rusty James que tiene que llegar donde él no ha llegado, que tiene que ver el mar y así cumplir sus sueños, sueños de crecimiento y libertad) /FIN SPOILER (Ya se puede seguir leyendo sin problema)

La ley de la calle es la mejor película de Coppola junto a El Padrino y Apocalise Naw. Estas dos últimas son películas más grandes, proyectos más ambiciosos del maestro; Rumble fish es más íntima, más pequeña, es una joya pequeña. Ganó en San Sebastián en el año 1984 y aunque es de las películas menos conocidas de Coppola no por ello significa que sea de las que menos interés despierte, todo lo contrario. Su onírica puesta en escena es compartida con un arrebatador lirismo y un análisis de los personajes cautivador, que trenza una telaraña de fino hilo y agudo análisis en lo referente a sus almas. La ley de la calle es dialéctica vital de unos personajes marcados por la soledad y la tristeza, un sentimiento producido por la pérdida de lo más querido y por la añoranza de lo que ya no volverá( véase la antítesis de Rusty James, a quien le gustan las multitudes, la gente; se siente vivo entre la gente, cuanta más mejor, y así se lo dice a su hermano y a su mejor amigo cuando salen por el otro lado del río, donde debió haber nacido su hermano mayor (el chico de la moto nació en el lado del río equivocado); en esta película se buscan referentes, ideales: los que para Rusty James cree tener su hermano, se busca una quimera que es la de todo el mundo: la posesión de la felicidad, y Rusty James parece no tenerla a pesar de haber vuelto a encontrar su inspiración, la que puede darle su hermano que ha vuelto, (¡ y cómo!)Tremenda la escena de la pelea entre Rusty James y otro drogata en el metro, en la que aparece el chico de la moto como si de un personaje de leyenda se tratara, entre humo y vapores que sobrecargan la atmósfera y las emociones); pero el desencanto sigue ahí, Rusty siempre está mal, enfermo de pena y de rabia, y esto es lo que le dice su hermano en la casa del padre cuando está convaleciente de una herida muy sangrante que tiene en la pelea del metro, donde se volvieron a encontrar.

La fe ciega que Matt Dillon tiene por su hermano evoluciona a mitad de película en duda; no sólo es su propio hermano mayor quien trata de hacerle comprender que él no merece la pena sino también su amigo (el que lleva gafas), que en un momento de enojo le llega a decir que su hermano es poco menos que una mierda, y que la vida en aquellos tiempos de peleas y pandillas estaba marcado por el miedo cuando la violencia hacía acto de aparición, se tiraba por los suelos, en parte, el mito romántico de lo maravillosas que eran las  peleas entre pandillas, al igual que la idealización que Rusty tenía de lo que representaba su hermano, sobre todo cuando éste le confirma que con el tiempo, incluso, todo aquello llegó a ser un auténtico coñazo, algo aburrido y que no conducía a nada. Y la evolución y duda de Rusty tiene que ser contrastada por alguien que merezca todo el crédito, y quien mejor que su padre para confirmarlo; por eso le pregunta si su hermano mayor está realmente loco como dice alguna gente del barrio, como el policía que lo acecha. Pero la evolución no se estrella con la decepción al decirle su padre, convencido, que su hermano no está loco, simplemente siente las cosas de diferente manera, con mucha más intensidad (a pesar de no ver bien ni oír a penas), y que  es esa intensidad la que sí podría volverlo loco…

       Nada más que decir, simplemente magistral.

jueves, 28 de octubre de 2010

Atormentada/ Alfred Hitchcock/ Gran Bretaña 1949




Para mí ésta es una  película de un Alfred Hitchcock menor. Basada en una novela de Helen Simpson, el director británico más universal nos lleva a una Australia colonial allá por el siglo XIX. Allí se desarrollará una trama apática donde una mujer de origen noble (como siempre, magnífica Ingrid Bergman), casada con Sam Flusky, un ex presidiario interpretado por Joseph Cotten de forma muy convincente, es aterrorizada y manipulada por su ama de llaves Milly (Margaret Leighton). Las comparaciones con Rebeca son palpables: hay una criada que es una presencia molesta en la mansión, por no decir terrorífica, hay un secreto del pasado que interfiere en la relación de la pareja protagonista y que se irá desvelando a lo largo del film, dándole una atmósfera inquietante a la trama, hay un halo romántico que ayuda a que esa especie de terror gótico (más en Rebeca, naturalmente, que en Atormentada) adquiera más interés y nos sumerjamos en su mundo de un modo más personal al involucrarnos emocionalmente con unos personajes que se nos hacen más cercanos. En Rebeca hay fuerza y agilidad, en Atormentada hay afectación y poses insustanciales.


La historia de Atormentada parece un culebrón donde las emociones se manifiestan artificialmente y la trama resulta pomposa, aunque los personajes aparentemente sufran mucho y sean nobles, no sólo de cuna  sino de Espíritu. Cuando la vi, no podía creerme que fuera de Hitchcock, aunque se percibiera lejanamente un estilo similar. La trama estaba tan diluida y la intensidad era tan pobre  que por un momento creí que Alfred había dejado hacer su trabajo a algún ayudante con ilusiones de convertirse en un gran director.

martes, 26 de octubre de 2010

En la boca del miedo/ John Carpenter/ Estados Unidos 1995


John Carpenter haciendo de las suyas en una historia de terror fantástico que te sumerge en una espiral de locura y violencia desmedidas. Es visualmente alucinante, como lo es el guión, y su instinto para hacer estas películas es innato, surge de muy dentro, lo lleva en la sangre. Serie B y buen hacer, con un estilo muy personal en el que nunca se llega a traspasar la línea del mal gusto; como mucho las historias se nos presentan con una sencillez  (aunque su contenido no sea tan sencillo)y empatía  propias de alguien que sabe lo que quiere contar y la forma de hacerlo, así es Carpenter: directo, conciso,  generoso, genuino, visceral en ocasiones,  pero sin que esos excesos se conviertan en heridas demasiado traumáticas en las sensibilidades de quienes ven sus películas.


En La boca del miedo el guión es muy original: la gente que lee las novelas de un escritor que se está haciendo popular se va transformando; el proceso es gradual según se leen esas novelas, y todo conduce a que los lectores, ávidos de experiencias radicales y terroríficas, se vayan trastornando según se  adentran en  sus páginas, como le ocurre al protagonista de la película, un Sam Neill intenso y curioso que sucumbe a esos mundos fantásticos llenos de pesadillas propuestos por Carpenter y desarrollados en la historia por un escritor maldito y que pretende cambiarlo todo en nuestro mundo.

Planet terror (Grindhouse)/ Robert Rodriguez/ Estados Unidos 2007

Las películas de género fantástico o de terror denominadas serie B, o, las más cutres, serie Z, serían  algo así como las que se hacen con medios económicos tan exiguos que hace falta mucha imaginación y muchas ganas para hacer algo medianamente bien hecho desde el punto de vista artístico, o cinematográfico si se prefiere esta expresión. Estas películas se detienen, o se fijan, en su principal objetivo de divertir  o de conseguir la emoción más gorda, el asco más nauseabundo o el terror más simple surgido de la región más primitiva del cerebro de cualquier mente atrevida, pero con algún que otro rasgo de inmadurez que la hace aún más simpática.


A mi este tipo de películas me hacen pasar un rato divertido y muy ameno, por lo general, pero las veo como rarezas en el cine y las veo cada mucho tiempo porque tampoco es que me digan gran cosa; sin embargo se hacen muy especiales y recordadas cuando consiguen dar en el clavo, pero éstas son las menos. De todas formas la calidad, por lo general, brilla por su ausencia no sólo por la falta de medios para realizarlas sino por la carencia, en la mayoría de los casos, de brillantez en la realización.

Hay quien teniendo de base este tipo de cine hace cosas bastante interesantes, como John Carpenter, un maestro en hacer series B acondicionadas a su apabullante estilo visual. En películas como En la boca del miedo, de la que pronto hablaré en mi blog, Están vivos, El príncipe de las tinieblas o en su Vampiros del año 1999, este director demuestra un claro dominio de todas las reglas que tienen que ver con el cine de serie B; pero lo hace con un gusto distinguible y distinguido; lo hace con una personalidad y solvencia fuera de toda duda, y su estilo marca tendencia. Hay quien lo considera genial dentro de las limitaciones que su fantasía desbordante y su presumible inmadurez conllevan. Otros directores como Tobe Hooper han hecho algo parecido a lo que hizo John Carpenter, pero sin éxito: tan sólo hay que ver Invasores de Marte para darse cuenta. Sin embargo Hooper ha hecho buen fantástico que no tiene que ver demasiado con la serie B, como Fuerza vital, con una muy atractiva Mathilda May paseándose desnuda por la ciudad de Londres, actriz que trabajó años más tarde con Bigas Luna en La teta y la luna. De Hooper no se debería olvidar su magistral La matanza de Texas, un paroxismo de terror y de sangre, con la sierra  mecánica más famosa de la historia del cine, pero ésta poco tiene también de serie B, no así la ya citada, y muy malograda, Invasores de Marte, cuya comparación con algunas de Carpenter quería destacar.

Y va y nos llega Robert Rodríguez con ese trabajo tan certero llamado Planet terror: un ejercicio de estilo y dominio de la técnica cinematográfica como pocos. Aquí el de origen mexicano  nos sumerge en una sesión doble de un cine de barrio de una ciudad cualquiera; hay un trailer antes de la película que forma parte de la misma película,  el avance es Machete, un personaje peculiar y vengador que destroza a sus víctimas con el arma que da nombre a su personaje. Rodríguez descuida los fotogramas haciendo que aparezcan esas líneas horizontales molestas, o fotogramas velados para realzar esa sensación de cine de serie B, y no sólo eso: se atreve a meter cortes que deberían ser desechados, pero que por descuido por falta de organización, o intencionadamente  por falta de medios económicos (¿quién lo sabe?), se introducen en el montaje final: todo un acierto para impregnarla aún más de ese espíritu cutre de la serie B. 



Es cierto que lo fantástico le va mucho, y cuando se desata es un creador. Aquí coge la más genuina serie B y le da mil piruetas para que no nos aburramos. Es movida, divertida, graciosa, sencilla en como cuenta la historia, compleja en las formas de contarla, como claro dominador de cualquier técnica cinematográfica que se le ponga por delante: a Rodríguez, cuando se pone así, no se le escapa ni una. Nada que ver con el Rodríguez que hace The Faculty, ese entretenimiento light para adolescentes muy comercial y previsible.

viernes, 22 de octubre de 2010

El frasco/ Alberto Lecchi/ Argentina 2008



Un conductor de autobús que comienza a hacer su ruta, una maestra de escuela que enseña a unos niños en un pueblo alejado de cualquier parte. Sabemos que se encontrarán, y ocurre pronto.

De una pasado difícil que lleva a la amargura y a la culpa se pasa a una pasión camuflada a punto de estallar en puro romanticismo, algo que llegará sin desgarros y con ilusión para dar un nuevo impulso a la vida de la pareja. Amor romántico, pasión interiorizada, pasado difícil, culpa, amargura: aquí se vislumbra un proceso que contiene todos esos elementos.

Pérez es tímido y de pocas palabras. Parece esconder dentro una gran personalidad y un secreto que no desvelará fácilmente. Hay quien le llama mudo sin inmutarse. Los sueños lo agitan y creemos que puede tener que ver con  ese pasado.



Un frasco con orina para realizar unos análisis sirve de pretexto para contar una historia que, aunque pudiera parecer tener cierta complicación al inicio por su hermetismo, pero  de una forma fluida y anécdotas simpáticas, lo hace, y lo consigue, lo más sencilla y honestamente posible. La pareja protagonista no sólo se necesita, sino que se quiere. En El frasco se cuentan dos historias: la principal entre Juan y la maestra, su relación, y la de ésta con su hermano, con nueva novia, y a la que parece querer; esta segunda historia sirve algo así como de fuga de escape, aunque tenga alguna conexión con la historia principal, no interfiriendo significativamente. Las dos historias se unen a las propias y personales de cada uno de los dos protagonistas de la cinta.

La historia de amor es original, muy hermosa, entrañable; de un gran lirismo, y el sentido del humor es especial, pero genuino y de un enorme encanto; suele estar presente casi siempre a pesar de haber un trasfondo dramático que también está ahí y se percibe sin dificultad. La intimidad entre la pareja protagonizada por Leticia Brédice y por Darío Grandinetti se irá consolidando según avanza el viaje que los lleva a visitar al médico, y, aunque Juan demuestra gran timidez y se reserva, se irá soltando cada vez más con ella.

Hacer mención también a una música que, en ocasiones, curiosamente, nos recuerda a la de los spaghetti western. Tal vez al desarrollarse en lugares alejados de cualquier centro de civilización pueda tener algo que ver, por lo que le va bien y le da un componente misterioso y de impenetrabilidad similar al que demuestran los protagonistas, sobre todo Pérez, que no es tal sino Juan López, protagonizado por Darío Grandinetti con maestría y enorme fuerza, grande sin duda alguna. No es de extrañar que Pedro Almodóvar se fijara en él para trabajar en Hable con ella.

Finalmente comentar algo que va en contra de esta gran película, pero que apenas tiene importancia a la hora de valorarla en su justa medida, y sería la afectación que demuestran en ocasiones los protagonistas en algunas escenas donde interactúan. Hay quien podría ver en esto falta de naturalidad, o incluso de credibilidad, pero también es cierto que hay gente, en la vida real, que actúa así, por lo que no sería criticable y sí perfectamente entendible ese comportamiento; además: el tono permitiría esa licencia, aunque a mí, personalmente (y esto creo que va más en función del gusto y no de que esté bien hecho o no), hubiera preferido más comedimiento, o contención: no tanta expresividad ni tan subida (la expresividad está bien, pero con cierto control) para que todo hubiera resultado más redondo, casi de sobresaliente. De todas formas, y repitiéndome, eso no altera en nada el enorme nivel cinematográfico de El frasco.

jueves, 21 de octubre de 2010

Fellini ocho y medio (8 1/2)/ Federico Fellini/ Italia 1963


      Una crisis creativa de su protagonista, interpretado por Marcelo Mastroiani, le servirá a Federico Fellini para hacer una reflexión profunda y acertada de lo que es la vida, un ejercicio de estilo a la altura de un gran creador como lo es este exuberante e imaginativo director italiano. Mastroiani es un director de cine famoso bloqueado en un proceso introspectivo que lo sume en un caos con el que parece no encontrar las salidas que busca. Su pasado vuelve a él una y otra vez: recuerdos que lo confunden y que son asociados  involuntariamente por un presente en el que hay dolor y amargura. En este recorrido vital tratará de elegir con conocimiento, querrá saber si su mujer actual es la mujer de su vida, si la película que pretende realizar merece la pena llevarla adelante:- al menos es un pretexto para descubrirse a sí mismo, aunque tenga serias dudas de que la empresa pueda llegar a buen puerto-, si su moralidad le permite seguir con una farsa que forma parte de su vida, pero con la que ahora tiene serias dudas de continuarla porque su proceder afecta a personas que lo quieren, y eso dificulta sus relaciones.

     Hay constantes en el cine felliniano, como las hay en el cine de cualquier creador. Se habla de la familia, con un peso específico de la figura de la madre, y algunas pinceladas por ahí sueltas del complejo de Edipo; se habla también de religión, de moral católica, tan enraizada en la sociedad italiana, con represiones de distinto tipo, y con profundidad y carga crítica en un permanente conflicto entre las leyes de la iglesia y las propias leyes de la vida, de la naturaleza, que casi nunca van en la misma dirección. También hay apuntes intelectuales que son como una conciencia que nos habla desde un pedestal y que son como dagas en nuestros egos inflados; hay, de hecho, un personaje, amigo del director, que es un crítico y ejerce ese papel iluminador que tanto poso y densidad le da a un todo cautivador; tenemos, además, retazos de teatralidad, farándula y variedades de todo tipo que producen luminiscencia y color a esas escenas de fiesta y embriaguez, una embriaguez producida muchas veces no sólo por el vino sino por la sensualidad y las emociones que se disparan en situaciones tan elocuentes de vida y alegría y que surgen en cualquier excentricidad que nos regala Fellini, escenas muy vistosas que no sólo deslumbran sino que hipnotizan.



    En fin: un collage lleno de vida y reflexión, llamativo y sorprendente; en ocasiones excesivo, pero no cargante sino divertido y provocador. Casi todo está configurado para el deleite y la admiración, y todo está para algo, aunque a veces nos podamos perder o confundir; pero Fellini nos lo termina explicando con convicción y muchas dosis de emociones que van y vienen como en una marea, en ocasiones acompañada de una tormenta en la que hay mucho viento, pero cálido, y la violencia de las olas quisiera decir algo que sale desde muy adentro y que permaneció escondido demasiado tiempo.

         Fellini genio y figura…

La mosca/ Kurt Neumann/ Estados Unidos 1958


 Clásico del cine fantástico de gran calado en posteriores producciones del género. David Cronemberg hizo un remake a la altura de la película del artesano Kurt Neumann. Esta historia de curiosidad y de búsqueda, aunque de gran riesgo para el que quiere adentrarse en esa “verdad científica”, es desasosegante e impacta. Los límites hacen reaccionar, y si se pasan se puede encontrar uno con lo inesperado que te arrolla en forma de terror. Lo dramático y angustioso van de la mano en esta historia, y el espectador sufrirá por lo que le ocurre al protagonista inevitablemente. Su tragedia entristece y supera los límites de la compasión porque el científico no pretendía ser Dios, simplemente quería ser un hombre en búsqueda de la verdad.



miércoles, 20 de octubre de 2010

Dersu Uzala/ Akira Kurosawa/ Unión Soviética 1975




            Gran película del maestro Akira Kurosawa. De las que he visto del japonés ésta es la que más me gusta junto con El infierno del odio. Es una película que cuenta la amistad entre un capitán del ejercito ruso y un cazador muy especial que se encuentran en plena naturaleza y que luchan contra la inmensidad y fuerza de ésta cuando las condiciones del entorno se vuelven demasiado hostiles; en esto me recuerda a otras películas que me gustaron y de las que guardo muy buen recuerdo como Las aventuras de Jeremiah Johnson (qué manera de atacar tenían los indios la casa en la que estaba Robert Redford ) o Los dientes del diablo de Nicholas Ray, esa lucha tenaz contra el tiempo extremo de unos esquimales encabezados por Anthony Queen.

      Todo lo que vemos hace darnos cuenta de lo insignificantes y vulnerables que somos ante tan gran y, a veces, cruel espectáculo. Dersu Uzala es una película sincera y contundente que cuenta una historia entre épica y entrañable, tan entrañable como lo es el personaje principal, Dersu, un hombre sencillo hecho a sí mismo porque no le quedaba más remedio, un autodidacta de la naturaleza tanto humana como la otra, un hombre respetuoso no sólo de la naturaleza, de la que vive, sino de la gente de la que siempre habla… todo lo que hay a su alrededor es eso: gente; el fuego es gente, el agua es gente, el viento también lo es… la gente también es gente (qué bueno este Dersu! Qué bien cae!)… lo que tiene vida y se manifiesta de algún modo es gente y se tiene que respetar para vivir en armonía plena y pasar por esta vida orgulloso de haber cumplido.
        Esta es una de las pelis que más me gustó en cuanto a la relación que mantienen los dos protagonistas: lo que nos cuentan es verdadera amistad, verdadero respeto, como no debería ser de otro modo tratándose del gran Dersu Uzala.

Tenderness (La ternura del asesino)/ John Polson/ Estados Unidos 2008



El guión es muy aceptable y el desarrollo es bueno; me gustó el climax extraño en el que se mete uno, con personajes marcados por el dolor y la locura. El psicópata da muchísimo juego y tiene matices en forma de claroscuros que lo hacen muy atractivo desde el punto de vista de su personalidad; a la chica, que mantiene una relación de los más macabra con él, le ocurre lo mismo. Y en medio un Russell Crowe sobrio y con un mundo interior tormentoso, pero disciplinado en su comportamiento (este tipo de papeles se le dan muy bien)… la música es un complemento perfecto a unas imágenes  que desprenden tristeza, soledad, amargura, sinsentido… y hablo desde una perspectiva que trata de entender qué puede pasar por la cabeza de la pareja protagonista: gente que no encaja en este mundo y que, inevitablemente, termina mal.

martes, 19 de octubre de 2010

Los hombres que miraban fijamente a las cabras/ Grant Heslov/ Estados Unidos 2009


   
   Comienza bien esta comedia de militares especiales con una actividad tan sorprendente como revolucionaria. La introducción de técnicas paranormales para combatir al enemigo es el punto de apoyo para desarrollar situaciones hilarantes y con un grado de surrealismo que, si bien al principio te enganchan, comienzan a aburrir y resultan repetitivos pasados 20 minutos de metraje.



    La relajación que desprende la película, y que en el personaje de Lyn Cassady, interpretado por George Clooney, se manifiesta en todas y cada una de las escenas en las que aparece, se agradecen por el hecho de que le da un grado de buen rollo y pasotismo que se ajusta al tono simpático, pero que no se desarrolla lo suficientemente bien ni tiene los matices necesarios como para que la historia no se estanque, algo que inevitablemente ocurre por el empecinamiento de no salir de una idea que se gasta por sí sola. Ese mismo tono relajado, pero en ambientes totalmente distintos, era el que veíamos en El gran lebowski, con la diferencia de que en la de los hermanos Coen la había cosas que contar y anécdotas con las que no aburrirnos, y reírnos con la mandíbula relajada, cosa que no le ocurre a Los hombres que miraban fijamente a las cabras.

Robin Hood/ Ridley Scott/ Estados Unidos 2010


Me han cambiado al Robin Hood de toda la vida por este más metido en intrigas políticas; la aventura que solía acompañar al personaje fuera de la ley y guardián de los desprotegidos desaparece.



Esta película de Ridley Scott es una de sus películas aburridas. Cuando se le da por hacer una de este tipo no hay quien lo aguante y, aunque guarda algunas escenas en la recámara donde se aprecia su estilo eficaz y elegante, lleno de contenido visual y de fuerza, el conjunto resulta apático, sin emoción ni ningún tipo de encanto. Las escenas se suceden porque sí, sin un plan preconcebido ni trabajado, inconexas. Hay aventura, pero ni te engancha ni resulta. Le ocurría algo parecido a su film del año 2005, El reino de los cielos: otra de sus películas aburridas y sin personalidad. En fin: una lástima sabiendo que cuando se pone lo hace de cine, nunca mejor dicho. Sólo hay que comparar ésta, o El reino de los cielos, con Gladiator para darnos cuenta de las diferencias abismales. Una es pura aventura y emocionante, un drama para el protagonista y para los suyos y una lucha personal por hacer justicia, todo con un ritmo y un estilo atractivos y equilibrados; las otras dos: el reverso de la moneda.

sábado, 16 de octubre de 2010

Alien, el octavo pasajero/ Ridley Scott/ Estados Unidos 1979




Ciencia ficción en estado puro mezclada con suspense en el vacío del espacio interestelar. Alienígena con intenciones aviesas hacia el resto de los seres del universo, hombres incluidos, que se manifiesta por su gran agresividad, con elementos tales como sangre que es como nuestro ácido, y que deshace todo material que entra en contacto con ella. Gritos de terror en el espacio silencioso mezclados con sangre que lo salpica todo, pero  que enseña lo justo para no ser vulgar.


SPOILER (No leer el spoiler en color azul para no descubrir partes de la película)
Ser cibernético confabulado con el monstruo; otro enemigo más en la nave. Sorpresa. /FIN SPOILER (Ya se puede seguir leyendo sin problema)

Magistral en su género que abrió nuevas puertas al fantástico. La dirección
artística marcó estilo, y el alien fue mucho más creíble que anteriores criaturas de ficción o engendros varios. Te agarra desde el principio, un abrazo frío como el cosmos, y a cada minuto que pasa vas notando que ese abrazo se hace cada vez más estrecho, más angustioso, hasta temer que se haga insoportable y te deje sin aliento. Esta película mítica es pura supervivencia, donde el suspense y la tensión en el tramo final hacen que se te acelere el corazón hasta casi fibrilar…emocionante. Y la mejor forma para poder sobrevivir es la unión del grupo para combatir al intruso ya que es él o cada uno de los que forman la tripulación de la nave; el miedo también ayudará a esa toma de conciencia de que unidos podrían tener alguna oportunidad.


Hasta que todo pasa como si hubiese sido una pesadilla en un profundo sueño inducido dentro de tu cápsula espacial.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Iron Man 2/ Jon Favreau/ Estados Unidos 2010


Aquí los actos públicos ante periodistas y sociedad en los que hay que presentar nuevas proezas tecnológicas, bien de Iron Man,  bien de su competidor y rival de la empresa Hammer, ayudado por un ruso (interpretado por un cada vez mejor actor Mickey Rourke) resentido y con ganas de venganza, son un show en sí mismas. ¡Viva el espectáculo! Y si se le añade una potente música de AC DC, la cosa se vuelve más energética, como debe ser, como lo es el propio Iron man.

Los dos protas: -Robert Downey jr y Mickey Rourke- están simpáticos, cada uno a su estilo, y el sentido del humor es una constante a lo largo de las dos horas de duración. Por su parte, las dos chicas: -Gwyneth Paltrow y Scarlett Johansson- salen preciosas y muy deseables: Iron Man tendría que estar contento no sólo de su indestructible armadura sino de los dos monumentos que lo acompañan frecuentemente; no me extraña que anduviese tan emocionado cada vez que aparecía. Su personaje, Tony Stark, se muestra como un hombre endiosado, salvador de la patria, presumido y bastante sobrado: sabe cuales son sus “armas” y eso le da fuerza. Cree en su valor moral y actúa convencido de hacer lo mejor: es como un Mesías, un salvador, un icono en el que fijarse y al que adorar, y a Stark le gusta esa admiración que causa, casi veneración, ya que es un vanidoso. En resumidas cuentas: Iron Man no deja de ser imperfecto, pero a todo el mundo le parece gustar su imperfección porque no es tóxica ni destructiva, por lo menos de lo que se considera bueno o dentro de un orden establecido y aceptado, aunque sí sea destructivo con el que no encaja dentro y quiere cambiarlo todo en una especie de revolución de la iniquidad.



Scarlett Johansson no sólo sale atractiva sino guerrera. En alguna que otra escena con body ceñido y dando patadas y tortas a discreción semejaría a Lara Croft en Tomb Raider, interpretada por Angelina Jolie, o a Milla Jovovich en la saga de Resident Evil.


En las escenas de los superhéroes en el aire se nota la digitalización y casi ni se perciben… tal vez sea por lo rápido que van Iron Man y cía; aunque las últimas en tierra están muy bien definidas y son entretenidas…

  … y mucha tecnología en forma de ordenadores futuristas, ingenios militares y hardwares de todo tipo que parecen sacados de una nave espacial…

martes, 12 de octubre de 2010

La conversación/ Francis Ford Coppola/ Estados Unidos 1974



       
      Harry Caul, un detective cuyo prestigio como especialista en vigilancia y en sistemas de seguridad es reconocido por sus colegas en todo el país, recibe el encargo por parte de un magnate de investigar a su joven esposa. Deberá escuchar sus conversaciones con un empleado de ese hombre del que parece estar enamorada. La misión, para un experto de su categoría, resulta a primera vista inexplicable, ya que la pareja no ofrece ningún interés fuera de lo corriente. Sin embargo, cuando Harry da por finalizado su trabajo, advierte que algo extraño se oculta tras la banalidad que ha estado investigando, ya que su cliente se niega a identificarse, utilizando siempre intermediarios...


     Esta película de Francis Ford Coppola es del año 1974, el mismo año en el que realizó la segunda parte del Padrino. No tiene la fama, ni de lejos, de ésta, pero está casi a su altura en cuanto a nivel artístico. Conceptualmente es muy diferente a las grandes obras (en cuanto a proyecto, no en cuanto a calidad) de su autor como El Padrino, Apocalise Naw o Cotton club. Es una película más reflexiva que de guión, sugiere más que enseña, y su sobriedad y limitación de recursos, tanto técnicos como económicos, hizo que el realizador se inventara una profunda e inteligente reflexión acerca de la soledad y la incomunicación. El personaje principal, Harry Caul, magistralmente interpretado por un gris y misterioso Gene Hackman, es un técnico en vigilancia y seguimiento, así es como se denominan los del ramo para no utilizar otra palabra que podría llevar a incomodidades, y esa palabra es espía. Él es una leyenda y tiene gran fama por trabajos pasados, muchos de ellos problemáticos, aparte de mediáticos, pero prefiere pasar siempre inadvertido porque está acostumbrado a que su trabajo no interfiera en su vida personal, se puede decir que se lleva el trabajo a casa y que mantiene siempre la misma actitud defensiva y hermética: parece no saber, o no poder diferenciar, su vida de espía de su vida íntima. Esto le traerá problemas no sólo a él mismo sino también a sus amigos y conocidos, aparte de a alguna que otra mujer con la que se relaciona sentimentalmente.


     La tecnología es otra de las protagonistas de la película. Está siempre presente y llega a agobiar. Es una tecnología primitiva (primeros años 70), una electrónica al servicio del espionaje que resulta amenazadora. Vista con la perspectiva del tiempo, y hablo desde el año 2010 (año en el que está hecho este análisis), y con los medios tecnológicos que hay hoy en día, se podría llegar a  pensar que no resulta tan precisa; yo a la gente que pensara eso le preguntaría: ¿precisa para qué? Porque en La Conversación se habla de espiar, de grabar conversaciones con algún fin, legítimo o no, y la electrónica que nos enseñan está suficientemente desarrollada como para cumplir con ese fin satisfactoriamente y con todas las garantías; de hecho, la conversación que graba Harry Caul al principio es la clave y el origen de todo lo que ocurre más tarde, y esta conversación grabada en un parque, donde sería muy complicado hacerlo, es completamente nítida. Este tipo de trabajos son los que habían hecho de Harry Caul un referente en el mundo del espionaje.

         Hay en La conversación una amenaza en la sombra que con el transcurso de los acontecimientos parece estar más en la cabeza del protagonista que en el mundo exterior, y digo parece. La paranoia comienza a envolver la vida del protagonista porque su trabajo le está afectando, y más concretamente su último trabajo en el que hizo lo que nunca antes había hecho: entrometerse en lo personal, tratar de saber qué pasaría con la pareja que había espiado una vez entregadas las grabaciones. Y la interpretación que hace Harry de esa conversación le lleva a sospechar que esa pareja está en peligro. Es entonces cuando se da cuenta de que está haciendo algo reprobable moralmente porque su trabajo está ayudando a otro a cometer un delito, seguramente un asesinato. Más adelante se dará cuenta que  su interpretación de lo que oye en esa conversación no se ajustará a lo que preveía, y los resultados desconcertarán tanto a los espectadores como al propio protagonista.
        El dejar caer ciertos comentarios sugerentes, como si no se quisiera, las pausas significativas, los gestos que resultan incómodos o provocativos, hacen que la película adquiera un tinte demasiado oscuro, tirando a mate. Se esconden demasiadas cosas y hay que traducirlas para darle un significado coherente, es así como se va construyendo la trama, es entonces cuando entiendes lo que pasa, es entonces, y sólo entonces, cuando compruebas lleno de admiración (porque este juego insinuante y esta atmósfera enrarecida y hermética es propia de un maestro) que las víctimas se convierten en verdugos y los espías en espiados… ¿o no? La llamada telefónica a la habitación del hotel y el posterior destrozo de mobiliario, paredes, suelo y techo por parte de Harry plantea todas estas dudas.

    En resumidas cuentas, gran película de Coppola, aunque sencilla en su puesta en escena y de una sobriedad provocadora (ni tan siquiera introduce música,  sólo de vez en cuando algo de jazz en forma de saxo –lo que toca también Harry Caul- o de piano). Lo que hay detrás de la trama produce cierto desasosiego porque intuyes una amenaza; no sabes muy bien qué o de dónde puede provenir esa amenaza, aunque terminas descubriendo casi todo el pastel, por lo menos lo principal que precedió a la conversación que anuncia el título de la película, un descubrimiento que sorprende y con el que no contaba Harry Caul.

Pi. Fe en el caos/ Darren Aronofsky/ Estados Unidos 1998



De un blanco y negro diluido y un aire entre psicodélico y trascendente, donde todo lo tangible se puede sintetizar en fórmulas matemáticas, y donde las formas circulares (de ahí podría venir lo del título pi: eso de 3,1416…) dibujan toda clase de espirales elípticas que son manifestación de una naturaleza que se pudría plasmar en números; Aronofsky hace una arriesgada reflexión, pero acertada en su discurso y bastante coherente, a pesar de la dificultad que ello conlleva, de los principios que mueven la naturaleza. Se entremezclan temas de filosofía, ciencia (aquí en forma de matemáticas) y religión en un cocktail explosivo y alucinante con base en la más pura realidad.


El protagonista parece vivir tan sólo por y para su trabajo, que es como una misión, y más cuando conoce al judío seguidor de La Cábala que contactará con él por un interés motivado por una misión religiosa que conducirá al “poseedor del secreto”  a alcanzar la Gloria Eterna. Para los judíos él es un simple instrumento por el que se vale Dios; para Maximilliam Cohen (el protagonista) él mismo tiene dentro la solución sin ningún tipo de interferencia; no es un instrumento de nadie: el descubrimiento nace en él y nadie se podrá aprovechar para cualquier tipo de beneficio partidista. Su profesor, y algún tiempo atrás maestro, es un contrapunto que trata de poner límites a la temeraria aventura en la que se embarca Max. Sería la visión conformista de no atreverse a ir más allá por el miedo a descubrir secretos que nos harían más insignificantes y que nos aplastarían contra la pared como a molestas moscas, contra el inconformismo del protagonista que es valiente, y en el que su genialidad, que como toda genialidad también tiene bastante de locura, hará que se impulse hacia esa búsqueda del conocimiento más perturbador.



Hacha de guerra/ Kurt Neumann/ Estados Unidos 1956




Transcurre en la época colonial británica, en Norteamérica. La película del director Kurt Neumann tiene su valor cinematográfico por la sencillez con la que es contada una historia de narrativa fluida y tono amable, a pesar de tratar un tema como el de las luchas entre indios y colonos (militares o civiles), lo que le da un aspecto singular. En Hacha de guerra la aventura es inherente en este conflicto entre autóctonos, indios y los llegados del continente europeo, y descendientes, por la posesión de la tierra y su dominio: cuestión recurrente en westerns clásicos, y no tan clásicos, que sirve muchas veces de pretexto para entretenernos en refriegas a caballo y con rifles Winchester, para el que los tenía (recuérdese si no el magistral film de Anthony Mann, Winchester 73,  para que nos demos cuenta de lo que podía costar estar en posesión de una de estas preciadas armas), entre ambos pueblos en frecuente lucha.

Tiene aspectos semejantes a Flecha rota, de Dalver Daves en cuanto al mensaje pacifista y conciliador entre indios y blancos. Es más: en las dos películas hay una clara defensa de la convivencia común y de la mezcla; cualquiera que haya  visto estas dos películas se dará cuenta del hecho.
Otro filme que trata un tema parecido, pero de una forma distinta (en ésta hay más intimismo, al principio, y más análisis de lo que podía ser el pueblo sioux más adelante, cuando Kevin Costner entra en contacto con los indios), es Bailando con lobos: aquí, al igual que en las dos mencionadas anteriormente, el hombre blanco se integra en la cultura y sociedades indias autóctonas, y todo para cambiar una situación en cuanto a integración que irá mejorando con el paso del tiempo. Se puede decir que los protagonistas de estas películas serían pioneros de la integración entre razas.

En resumidas cuentas: Hacha de guerra es una película hecha por un artesano del cine que entretiene y que recuerda otras épocas, cuando tus padres, seguramente, iban al cine a ver películas del oeste en sesiones dobles, o cuando uno mismo (el que escribe esto) veía otras muchas del género en la televisión cuando era un niño.

300/ Zack Snyder/ Estados Unidos 2007


Épica en todas las direcciones y usando todas las “armas” que el género pone a disposición de los creadores de esta película diferente y moderna: un cuento, no de hadas, sino de guerreros que luchan con orgullo y valentía  por lo que creen y lo que quieren: por su libertad. La guerra seguramente no era así de exagerada, aunque es muy posible que  los espartanos fueran  los guerreros más valientes y mejor preparados para las batallas de aquella época en la que el imperio persa quería apoderarse de Europa (como siglos más tarde lo intentó el imperio turco), y a continuación del mundo. Emocionante; las batallas, de una estética oscura muy cuidada y muy bien pensada, donde la textura hace que lo digital (pensemos en el lobo y el niño del principio) se integre muy bien en lo que se ve, donde hay planos que parecen lienzos hechos por un pintor tenebrista, son carnicerías crueles, pero hechas con un lirismo que realzan todavía más la heroicidad; en el intervalo entre batalla y batalla se subrayan muchos de los aspectos nobles y humanos de los hombres que formaban aquel grupo de 300 hombres que lucharon por la libertad (supongo que ya sabrán casi todos los que leen esto que esto es historia).


De este tipo de películas me quedo con Gladiator, Excalibur (de John Boorman, aunque hace tiempo que la vi y tal vez ahora me convenza menos), Espartaco, El halcón y la flecha, cuya frescura sigue siendo admirable, y, por supuesto, esta 300 que para mí es una especie de paradigma de modernidad, auque tenga serias dudas, y las mantendré seguramente durante años, de que pase bien el paso del tiempo: eso se sabrá con el tiempo, valga la redundancia.



sábado, 9 de octubre de 2010

Río Rojo/ Howard Hawks / Estados Unidos 1948



Esta maravilla del séptimo arte realizada por el maestro Howard Hawks es del año 1948, y es la primera interpretación en pantalla del gran Montgomery Clift, uno de los iconos masculinos del cine, genio de la interpretación y con un carisma que iba mucho más allá de lo meramente interpretativo; su vida fue para hacer también otra película: homosexual, atormentado, no sólo un gran actor(de los más grandes) sino bello, pero que a causa de un accidente perdió esa belleza y gran parte de su encanto por la inexpresividad resultante del trauma. Murió joven y dejó pocas películas, pero algunas muy buenas, como Yo confieso de Hitchcock o Un lugar en el sol, donde compartió cartel con Liz Taylor y que, al perecer, había estado enamorada en la vida real de él.



La película Río Rojo es uno de los mejores westerns de la historia; yo lo pondría a la altura de Centauros del desierto, Río Bravo, también de Hawks, La diligencia, Jhonny Guitarr o, la mucho más reciente, Sin perdón de Clint Eastwood. Hawks nos ofrece una película épica, una especie de Odisea por las praderas del oeste norteamericano, llena de grandes paisajes y de cabalgadas legendarias; el duelo interpretativo entre John Wayne y el enorme talento de Monty Clift es ganado claramente por este último, y eso en una de vaqueros ya es difícil, pero el personaje que interpreta Monty le va como anillo al dedo, es el hijo adoptivo de John Wayne, que lo acoge después  de que sus padres murieran por un ataque de los indios, y pone toda su ilusión en él porque piensa que un día heredará todo lo que gane con el sudor de su frente. Esto es una “road movie” del oeste, como lo es, aunque no del oeste, Thelma y Louisse o Easy Rider, o como la es, esta sí del oeste, Caravana de mujeres… es un viaje, una aventura y lo que acontece en ella.
Pero además de aventuras hay conflictos humanos; al trasladar el ganado surgen problemas porque el viaje se hace muy duro.

SPOILER (No leer el spoiler en color azul para no descubrir partes de la película)
 John Wayne había contratado hombres para hacer el trabajo, y ese trabajo acabaría cuando llegaran a su destino con las reses, pero cuando empiezan a surgir las deserciones John Wayne no se lo toma bien y obliga a cumplir el contrato a la fuerza a los vaqueros; estos conflictos y la dureza del entorno y de las circunstancias hace que cambie el carácter de John Wayne, éste se hace tiránico y no tolera nada que desaliente a los hombres porque lo único, lo principal, es trasladar el ganado a Missouri, cumplir con lo que firmaron aquellos hombres que le están cogiendo no sólo miedo al patrón sino también manía. Y cuando uno de los miembros del grupo quiere abandonar la expedición a la fuerza, John Wayne, ayudado por su “hijo” Montgomery Clift,  también la utiliza, y en una escena llena de tensión hay un tiroteo por un duelo entre un disidente y el patrón, donde muere el empleado. Es un escarmiento para todos, pero la gente cada vez está más descontenta; incluso los incondicionales de Wayne, como Monty Clift y su viejo amigo cocinero, empiezan a pensar que la actitud de John Wayne y su forma de actuar  no son las más aconsejables.
Hasta que Monty se hace con los mandos de la situación, con su carisma, con su fuerza interior que se manifiesta a la perfección en su mirada que parece atravesarte cuando clava sus ojos en ti. Es un pistolero conocido que siempre estuvo con su “padre adoptivo”, y lo quiso(aunque no ha dejado de quererlo a pesar de su cambio), pero que no puede consentir que el traslado del ganado se convierta en una masacre de unos hombres descontentos, con lo que se lleva el ganado y los hombres que lo quieren acompañar  por otro camino diferente al que quería hacer el patrón, y a éste lo deja sólo y con comida suficiente para que pueda llegar sano y salvo a un lugar acordado; pero John Wayne le dice a Monty Clift que lo ha traicionado y que se vengará aunque sea lo último que haga en su vida… y la película sigue con más aventura; hay un asalto de un grupo de indios a una caravana, donde Monty Clift encuentra a una mujer que parece estar hecha a su medida, que se enamora de él y que en un final flexible, amable, lleno de buenas intenciones, será la encargada de arreglar el conflicto entre padre e hijo. /FIN SPOILER (Ya se puede seguir leyendo sin problema)




Esta peli rezuma aventura, esta peli rezuma épica, esta película rezuma amor, esta peli rezuma odio, esta peli rezuma tiranía y templanza( la que demuestra muchas veces Monty Clift que no se deja llevar por los piques que le hace el otro pistolero), esta película rezuma miedo( la que tienen los hombres cuando dejan a John Wayne a la buena de Dios y éste jura venganza; no dan ni dormido por el temor a que aparezca en la oscuridad de la noche y acabe con todos ellos), esta peli rezuma lealtad y sacrificio, esta peli rezuma rebeldía… ESTA PELI REZUMA ARTE!!!

viernes, 8 de octubre de 2010

Memento/ Christopher Nolan/ Estados Unidos 2000




Creo que Christopher Nolan quiso hacer una película distinta, original y que no es tan arriesgada como pudiera parecer, aunque es experimental en cierto modo por los planteamientos que promueve y las discusiones que provoca. Contar una película de atrás hacia delante, dando pequeños datos según pasa el metraje, y que todo encaje a la perfección como un puzzle es experimentar; y si lo que cuenta es la historia de Leonard Shelby, un hombre con una enfermedad rara que hace que no recuerde del minuto 15, más o menos, hacia atrás, se puede decir que además de una especie de experimento lo que nos está contando Nolan es bastante original.




Spoiler( No leer el spoiler en color azul para no descubrir partes de la película) 
Uno de los tatuajes de Leonard dice “no te fíes de tu memoria” y este es uno de los principios fundamentales que mueven su vida. A partir del acontecimiento en el que Leonard pierde la memoria, los hábitos, la disciplina y una obsesión que lo “obliga” a seguir adelante en busca de los asesinos de su mujer hacen que la venganza sea un objetivo vital (¿Ocurrió realmente esto o se lo inventó Leonard? ¿Siguió viviendo su mujer y fue Leonard el que la mató con las inyecciones, inventándose la historia de Sammy para no vivir tan atormentado y poder perseguir a cualquier John G? Creo que es así, que es lo más coherente, aunque tampoco sería descabellado pensar que no tenían porque ser la misma persona Leonard y Sammy… el detalle importante del reloj, que atrasa ¼ de hora y no 2 minutos, que es el tiempo que tardaría Sammy en olvidar, podría avalar esto último; pero también hay que aludir al hecho de que se ve en el psiquiátrico a Leonard por un momento, por lo que parece  seguro que son la misma persona; pero, como ya había comentado: ¿no podía ser esto una visión de Leonard personalizando su propia imagen en el caso de Sammy que había tratado él mismo? Hay que pensar que sus recuerdos también podían manipularse por esa especie de psicosis del personaje que lo obligaba continuamente a buscar al asesino de su esposa, y que en una escena en la que Teddy le explica que Sammy nunca había existido, que él era Sammy, y que él la había matado con unas inyecciones de insulina, Leonard tiene dos visiones (¿uno de ellos recuerdo real, o los dos inventados?), en una se ve como Leonard le pone una inyección, pero en la otra le da un pellizco en la misma pierna donde antes le había puesto la referida inyección( una escena que ya se había repetido anteriormente en la película cuando Leonard recordaba por algún motivo cariñoso a su mujer); o sea: que en su mente pocas cosas estaban claras, y lo de verse a si mismo en el psiquiátrico podía ser también un recuerdo manipulado por la influencia de Sammy o de cualquier otro que no saliera tanto en pantalla, pero al que le interesara manipularlo también.

            Creo que Leonard habla por teléfono con Teddy, de hecho en varias ocasiones se dirige a élcomo agente.

           Otro punto interesante y que hace dudar de que sean la misma persona Leonard y Sammy( y perdonad que me repita tanto en esto, pero es fundamental en la trama de la película),  es cuando Leonard le lee a Natalie un informe del caso de la policía en el que le habla del asesinato y violación, si no recuerdo mal; es posible que le esté leyendo el informe del caso, pero también cabe la duda de que sea un informe inventado por Leonard, o manipulado por otra persona, por ejemplo por el mismo Teddy… complicado, aunque lo más probable es que sí sean la misma persona, aunque haya bastantes matices que podrían contradecir eso…
/ Fin Spoiler (Ya se puede seguir leyendo sin problema)
 

En la escena de Natalie con Leonard,  donde la mujer lo insulta y lo humilla para que la golpee, cosa que hace, cuando sale del apartamento y vuelve a entrar en el con la nariz sangrando para decirle a Leonard que un tal Dodd lo había hecho porque la chica se quería deshacer de él ¿pasan 15 minutos? Hay que recordar que es una escena en una sola toma, no hay ningún salto temporal, y pasa mucho menos tiempo desde que lo insulta hasta que vuelve a entrar mintiéndole para manipularlo que esos 15 minutos( pasan sólo 2 o 3 minutos mientras Leonard trata de encontrar un bolígrafo para apuntar el suceso con Natalie). Si alguien tiene la oportunidad de volver a verla que se fije en esa escena para saber su opinión.


     Por último, aunque cada vez me gusta más esta película, hay algo que la perjudica un poco, pero muy poco porque su desarrollo es perfecto para lo que puede ofrecer su planteamiento, y es la sensación de hermetismo y de repetición por la historia que cuenta, que, aunque  muy original, rebuscada diría yo, da esa sensación también por la falta de libertad que hay en los personajes por el propio espíritu del film. Aún así es una maravilla.