Este drama enmarcado en la segunda guerra mundial, con algo de comedia típica de Billy Wilder, hecha con soltura y que tan sólo alguien como él podía permitirse el lujo y el atrevimiento de hacer con tal y tan arriesgada mezcla de géneros, que en teoría no encajarían mucho, pero que en la práctica “Wilderiana” funcionaban con una fluidez sorprendente, es una película que trata sobre la responsabilidad moral que hay que contraer cuando las circunstancias no ayudan a elegir el camino correcto.
SPOILER(No leer el spoiler en color azul para no descubrir partes
de la película)
El
personaje interpretado por Anne Baxter ha decidido simpatizar con los
nazis, encabezados en esta película por el mariscal nazi Erwin Rommel,
interpretado por Erich Von Stroheim. La acción se desarrolla en un
pueblo perdido del desierto en el norte de Africa. Los nazis van camino de El
Cairo, después de haber derrotado a los británicos en la batalla de Tobruk.
El hermano pequeño de la chica está preso en Alemania y es muy joven. La mujer
pretende, si hiciera falta, prestar sus favores a los nazis, a cualquiera de
los que forman el alto mando alemán, incluido Rommel, si su hermano es
liberado. Con Rommel la mujer tiene una escena bastante graciosa en su cama
cuando el mariscal se disponía a desayunar: aquí se demuestra a la perfección
el dominio de las situaciones de Wilder cuando en un contexto dramático,
hace que esa escena se convierta en algo más bien cómico, por lo que no sabes
como reaccionar ante tal contradicción de emociones que te entran igual de
intensas y que te llegan a confundir, pero que están ahí y que te conmueven,
sobre todo la dramática que se suscita por la situación y no por como está
narrada que, como comenté, es más bien tirando a cómica.
Pero el
protagonista John Bramle, protagonizado por Franchot Tone, que
había escapado con vida huyendo de la batalla de Tobruk, está
suplantando en el cuartel general de los alemanes a un espía que trabajaba para
los nazis. El espía había muerto en uno de los bombardeos de los propios
alemanes, y su cuerpo estaba bajo los escombros del sótano del edificio donde Rommel
y sus oficiales tenían sus estancias.
Es
entonces cuando Anne Baxter (aunque tenga que hacer algo en contra de
sus principios) debe elegir entre salvar a su hermano o colaborar con el inglés
que suplanta al espía nazi y que intentará ayudar a los británicos. Cuando Rommel
descubre lo que intenta hacer, y la quiere someter a un juicio militar, ella
dice todo lo que piensa de los alemanes porque ya no puede hacer nada para
salvar a su hermano y se le acabó la opción de poder elegir; lo que más quiere
en ese momento es que el inglés se pueda salvar y ayudar a la causa aliada.
Los
movimientos militares de ajedrez en el norte de África terminan como ya se sabe
por la historia reciente del siglo pasado.
Habla ahora o calla para siempre
Publicar un comentario