" cinódromo: Exótica/ Atom Egoyan/ Canadá 1994
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lunes, 8 de noviembre de 2010

Exótica/ Atom Egoyan/ Canadá 1994


        Hay tragedia en Exótica, una tragedia escondida, y tienes la sensación de  que algo se está tramando, auque no sepas bien el qué. El responsable podría ser el que pone la música en el club, un personaje misterioso y celoso del resto; en su voz cadenciosa y profunda se sospecha algo, en sus miradas también; podría ser también la colegiala que baila sensualmente la música de Leonard Cohen y que es observada intensamente, con una mirada atormentada, por otro de los que podrían estar tramando algo que se intuye. Exótica se contempla mejor desde un voyeurismo consecuente; como casi todos los personajes, el espectador penetra en sus imágenes como lo haría un voyeur, esa es la sensación que da cuando la estás viendo.

      Es una película con un claro componente posmoderno; se construye por medio de metamorfosis y con pequeños datos de información que van haciendo un todo dramático, también fantasmagórico. Es un puzzle que se construye con las piezas adecuadas en el preciso momento, y cada pieza sería esa unidad de información. Lo posmoderno también se nota en el uso que Atom Egoyan hace del video, del arte pop y la forma de su discurso que tiende a la disgregación y a la irrealidad. En ocasiones la película entra en el plano de la imaginación, derivando  hacia la pesadilla, donde el componente onírico está presente continuamente, dándole ese aire de irrealidad que nos podría recordar películas como Vértigo (en esta sobre todo en la relación de los vivos con los muertos, de la obsesión de los que están aquí por los que se fueron, que todavía perdura y que no aceptan) o como la magistral El ángel exterminador de Luís Buñuel( en ésta en el simbolismo y en los comportamientos erráticos y sin demasiado sentido de muchos de los personajes que se mueven como sin querer, impulsados por algo que escapa a su control)


           Técnicamente Egoyan utiliza la imagen congelada para dejarnos ver a la hija del protagonista. Este efecto que puede llegarnos a resultar obsesivo, demasiado repetitivo, lo usa para jugar con lo real y lo imaginario, con la vida y la muerte, para evocar el Espíritu de su hija y para que éste nunca desaparezca; sería algo así como una llamada a su hija, para que su recuerdo permanezca siempre en la memoria y su halo esté siempre acompañando al padre.


         Llega un momento en el que hay que ordenar todo lo expuesto para que cuando despertemos podamos entender. Egoyan se convierte en esta película en un maestro del Espíritu que hipnotiza a los espectadores para hacerles partícipe de un estado lo suficientemente sensible como para empaparse de ese influjo de sensaciones que te sumergen a veces en un estado febril, alucinado, otras en un estado desesperado que puede hacerte perder la cabeza; la muerte está latente y el miedo a ella hace que perdamos la cordura, o mejor: temamos perderla, y esto puede hacer que la propia identidad se disgregue.

2 Ya han hecho su aportación. Sigue comentando si quieres:

Raúl Calvo dijo...

cáscaras! esta hacía tiempo que la tenía borrada del disco duro (de la cabeza quiero decir). me ha sorprendido ver que era del 94 porque la recordaba más antigua, que curioso esto de la materia gris.

Paula Lago dijo...

Ante todo gracias por la visita a mi sitio! Aquí vengo entonces aceptando la invitación! Te cuento que no he visto esta peli pero por lo que cuentas ya da muchas ganas de verla. Me la habían recomendado cierta vez pero bueno, acá vamos ya que la tercera es la vencida!
Un abrazo y nos estamos leyendo!