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miércoles, 23 de marzo de 2011

La hora del lobo/ Ingmar Bergman/ Suecia 1967





         Uno de los títulos que Ingmar Bergman rodó en la isla de Faro, en el Báltico, de tan sólo 600 habitantes y donde tenía su residencia; allí vivió durante sus últimos 60 años y allí también fue enterrado por su propio deseo; él mismo encargó la lápida que quería poner en su tumba.
        Esta película pertenecería a su época llamada por algunos de violencia, con otros títulos como La vergüenza (1968) o Pasión (1970). Al principio de la película, cuando ponen los créditos, escuchamos todo el ajetreo que sucede mientras ruedan una escena de la película, al igual que en su otra película Persona, que comienza con la puesta en marcha de un proyector y  algunos planos. Con esto Bergman nos quiere  presentar su obra como un artificio, una ilusión. Muchas de las escenas son simbólicas y representarían el miedo del artista a no estar a la altura que reclaman sus admiradores; en la película, por lo tanto, Max Von Sydow sería su alter ego, y como él mismo un artista.


           Si bien se tiene la creencia de que  este influyente director sueco fue alguien  que  sólo realizaba películas densas y de corte filosófico, algunos incluso que el aburrimiento era una constante de su cine, uno de sus largometrajes: Sonrisas de una noche de verano, que fue premiada en el festival de Cannes, y que lo lanzó a nivel internacional, es una comedia de un estilo Lubitsch inconfundible y que, aunque trata el paso del tiempo, y este tema es genuino y marca su comportamiento fílmico en otras de sus obras, Fresas salvajes, trata otros aspectos más ligeros de una forma desenfadada como los amores y los desamores. En este aspecto hay similitudes con otro director actual del norte de Europa: Lars Von Trier, cuyas películas son de una densidad intelectual evidente y hay más semejanzas en cuanto a ideas de concebir proyectos: Von Trier también hizo una comedia como Bergman, se trata de El jefe de todo esto… un poco más adelante seguiré con alguna que otra similitud entre ambos directores. Con otro director con el que se suele comparar a Bergman es con Carl Theodor Dreyer, y es curioso porque el sueco era un  ateo convencido mientras que el danés era muy religioso; tal vez los contrastes y las dudas eran dos caras de la misma moneda y la forma de tratarlas eran la misma, aunque la única diferencia era que en uno había escepticismo y en el otro fe (La Palabra es un buen ejemplo de esto).

        Si el cine de Lars Von Trier converge en muchas de sus propuestas, tanto estéticas como conceptuales, en su película de terror Anticristo, con las peculiaridades propias de este género, el cine de Bergman convergió en su momento en otra película del mismo género: La hora del lobo. Las dos son muy inquietantes, aunque la del danés roce la pura bestialidad y eso nos haga sobrecoger debido a su visceralidad que te remueve los mismos intestinos de una manera parecida a la convulsión.



       En La hora del lobo hay una realización que combina un tono contemplativo y cadencioso con una intensidad y nerviosismo que salen a relucir cuando lo terrorífico hace acto de aparición; en momentos puntuales, y cuando el horror se mantiene fijado en cada plano, el climax hipnótico y la irrealidad inundan una visión cruel y alucinada. Se respira el dramatismo típico que el terror lleva consigo; el misterio impenetrable ayuda a producir aún más irritabilidad, y es en todo esto en lo que se parecen estas dos películas de terror que contrasto: Anticristo y la de Bergman, La hora del lobo. También hay semejanzas claras con la obra de David Lynch, aunque las películas del americano tienen un carácter más onírico y menos de terror que las dos películas citadas. Siguiendo con La hora del lobo, decir que durante su desarrollo hay momentos en los que no sabes qué está pasando o qué es lo que está por acontecer, y eso crea desazón e incertidumbre, estados de ánimo adecuados para intensificar como un altavoz las sensaciones que este género oscuro y de terror demanda. Lo que se intuye e interpreta se impone. Las insinuaciones tenaces para recrear esa atmósfera que favorezca estados de inquietud son de una sutilidad y elegancia propias de un genio clarividente.

     Cine de gran altura; de una fuerza y de un magnetismo e intensidad tan grande como el realizado por Buñuel o Fellini. Aunque es una película de terror, también es una película reflexiva que  propone muchas cuestiones que crean tanta angustia como el mismo ingrediente terrorífico del film.

18 Ya han hecho su aportación. Sigue comentando si quieres:

Bruno dijo...

Tengo ganas de verla :)

Sandra Mantas dijo...

Aunque no está entre mis favoritas de Bergman, "Fresas salvajes" o "Persona" se llevan mi preferencia, cualquier película de Bergman es puro cine. "La hora del lobo" sin duda es muy buen film, y además, una rara avis en la filmografía del director por como tu dices, acercarse al género del terror. He encontrado curioso el paralelismo que haces con Trier, sin duda justificado. Comparar Bergman o Trier con Lynch, ya me parece más arriesgado, aunque solo lo sugieres tímidamente. Buen post y gran película. Gracias, Javi. Un saludo.

Javier Simpson dijo...

Bruno: te va a gustar, yo creo. Un saludo.
David: La semejanza con la obra de Lynch sólo es con esta peli, La hora del lobo, y algo menos con Anticristo, no con la filmografía de Bergman ni de Lars Von Trier.
Sí que es una rareza en su filmografía, la única que se podría encasillar en el género de terror. Un saludo, David.
Gracias por pasaros los dos.

Emilio José Pazos Brenlla dijo...

Lo que más me gusta de Bergman, es la capacidad para crear imágenes dentro de otras imágenes, en el sentido en que su densidad reside en ir pelando capa de cebolla tras capa de cebolla. Y bueno, sí esta película es una rareza en lo que se refiere al género.¿Que és lo que rebelan los espejos?
Buen post. Un saludo.

Javier Simpson dijo...

Qué buena comparación entre las capas de una cebolla y la profundidad conceptual de las imágenes del cine de Bergman, Emilio. Gracias por comentario tan sugerente y muy bienvenido. Un saludo.

Mario dijo...

Me has despertado las ganas de ver ésta película, no la ocnocía, ahora tienes razón Bergman es muy simbólico y un gran intelectual, sus películas son un disfrute, porque tampoco es que sea impenetrable sino que coloca sus pensamientos en el escenario. Lars Von Trier me parece un provocador, es inteligente pero lo hace más que por manifestar sus ideas con el motivo de impresionar y eso le resta algo a su cine. Un abrazo.

Mario.

GCPG dijo...

¿Terror? La mayoría de Bergman son de terror, aunque no sean de género. Hablando de terror y de Dreyer, imagino que habrás visto Vampyr. La tradición danesa con el terror es sobrecogedora, sin duda, casi desde los comienzos del cine.

Parece que nos hayamos puesto de acuerdo al acordarnos de Bergman hoy.

Saludos, Javi. Muy buena entrada :)

Javier Simpson dijo...

Mario: Estoy contigo en que Trier es un provocador, pero discrepo en que eso le reste credibilidad y genio a su obra. Pero, supongo, que eso irá en gustos, Mario. Gracias por pasarte y por tu reflexivo apunte. Un saludo.
Gourmet: Sí, es cierto, las pelis de Bergman tienen un trasfondo existencial que a un Espíritu sensible le pueden causar angustia, e incluso miedo; no hace falta que se adentre en ese género para provocar esas reacciones. Ya me paso ahora por tu blog para ver que pusiste... ya me has despertado la curiosidad ;) Un saludo, Gourmet.

Emilio M. Luna dijo...

La segunda fotografía de tu artículo es impresionante. Me encanta la factura técnica de los filmes de Bergman. Demuestra a todos los modernos de hoy en día cómo se hace cine sin estridencias, platillos y bombos. Un saludo.

Emilio Luna.

Javier Simpson dijo...

Emilio totalmente de acuerdo contigo. Sí que es buena foto, pero no es mía ;) yo sólo me dediqué a pegarla... Un saludo y gracias por pasarte, Emilio.

ANRO dijo...

Estoy de acuerdo con Gourmet en que el "terror" está muy presente en casi, por no toda, la obra del maestro sueco.
La contraposición que marcas entre Dreyer y Bergman es correcta tanto en cuanto ambos convergen en la divinidad, bien por el camino negativo como por el positivo.
Para mí, hablar de Bergman o de Dreyer es hablar de dioses en el sentido humano del término. Es curioso que a pesar del amor que siento por el director sueco apenas he hablado de él a lo largo de mis trescientos posts....algún día lo haré.
Un abrazote.

Javier Simpson dijo...

Estaré expectante a esas entradas, ANRO. Tu visión y apuntes siempre son de agradecer, y enriquecen. Un abrazo ;)

Javier Ramírez. dijo...

Hola Javi, No conocia esta película. Sólo comentar que el cine de este director es bastante bueno a pesar de que algunas de sus películas tienen bastantes años ya. Buen post,
Un saludo.

Javier Simpson dijo...

Outsider: Bueno, supongo que no es incompatible la antigüedad con la calidad, Outsider. Los clásicos más conocidos ya tienen sus años. Tal vez te guste si la ves; yo te la recomiendo muy mucho, desde luego. Gracias por comentar y un abrazo, Outsider ;-)

Lala dijo...

Muy buenas!!

Esta película no la he visto. Intentaré verla porque lo que comentas tiene muy buena pinta y el director es realmente bueno.

Gracias por animar para ver nuevas pelís.

Besos

Isabel dijo...

A mi me dio mucho miedo, los demonios acechando al protagonista, gente corriente, sobre todo la escena del niño que le ataca por la espalda y se lo quita de encima lanzándole contra las rocas, puedo sentir el golpe seco, es brutal. Muy bueno el post Javi, me encanta, un abrazo

Javier Simpson dijo...

Es cierto, Isa, es una peli que remueve bastante por dentro, como todas las del sueco. Este director conocía muy bien el interior de las personas; era un auténtico existencialista y su cine reflejaba increíblemente bien su filosofía de la vida... y de la muerte. En su cine la muerte adquiere un significado especial... es posible que a Bergman le atrajera la cultura mexicana y lo que la muerte significa para esa cultura; pero sólo por el respeto hacia la muerte, Bergman desde su vertiente nihilista y la cultura mexicana desde el misticismo… Bergman, de cualquier forma, aunque ya había dejado de creer, tenía serias dudas acerca del más allá, eso creo, aunque haya gente que es de la opinión de que Bergman había capitulado en su relación con la religión… y en cierta manera sí, pero persistía algo aún que lo atormentaba, creo yo.

Gracias por tu comentario, Isa, y hasta otra.

Isabel dijo...

Me acabo de dar cuenta que te he contestado en mi blog y no pega mucho con mi entrada, jajaja. Tenía que haber puesto aquí mi reflexión, me recuerda a la obra de Buñuel, Simón del desierto, aunque algunos fliparán si ya les parecen arriesgadas las comparaciones con otros directores, jaja, pero por aquí nadie me ve, estoy escondida detrás del portátil ;PP Un abrazo Javi