Excelente película de aventuras dirigida por Steven Spielberg en la que el
protagonista, interpretado por Harrison
Ford, es un buscador de reliquias arqueológicas; Indiana Jones, que así es como se llama el héroe aventurero con
látigo, sombrero de ala ancha y cazadora de cuero, ofrecerá dos caras
diferentes del mismo personaje, una cuando se encuentra embarcado en alguna de
sus misiones, y otra cuando da clases de arqueología en una universidad de
Nueva Inglaterra en la que algunas de sus alumnas le demuestran su cariño con
originalidad y una pizca de descaro.
La presentación de Indiana
Jones, cuando se encuentra en la selva amazónica de Sudamérica, es briosa y
envuelta en un halo de misterio que le da más grandeza al personaje. En las
primeras imágenes que se nos muestran de él sólo vemos su figura de espaldas,
en un contrapicado, un primer plano de su látigo o su sombrero, pero nunca se
nos acercará de modo directo y claro para que podamos marcar ciertas distancias
con el resto de los hombres que lo acompañan en la expedición y así aparezcan
éstos empequeñecidos ante la presencia del arqueólogo.
En la película hay un ritmo increíblemente bueno y un
sentido del humor que destaca en cualquier momento, incluso en los de mayor
tensión, o en las escenas más movidas. Los cambios de lugar, con los viajes
subsiguientes, serán continuos en la evolución de los acontecimientos. América
del Sur, Nueva Inglaterra, Nepal, El Cairo y una isla en el sur de Asia serán
escenarios de una aventura genuina y de ritmo trepidante.
Los enemigos de Indiana
Jones serán sobre todo los nazis; ese hecho hará saber en que época se
mueven unos y otros. Pero no sólo ellos serán con los que se enfrente el
intrépido arqueólogo ya que otro colega de profesión que en más de una ocasión
ya le ha estropeado sus planes, Rene
Belloq, un francés que colabora con los nazis para conseguir sus
propósitos, será su principal contrincante. Si hablamos de persona a persona, Belloq sería el malo, pero sin esa
perversidad de los nazis, aunque con una codicia que lo supera, e Indiana sería el bueno, sin demasiados
matices morales ya que esa no es una parte importante a desarrollar en la
película de Spielberg.

Indiana es fuerte,
seguro de sí mismo, resuelto hasta el punto de que por muy complicada que se
ponga la situación el hombre saldrá airoso de ella una y otra vez, casi
siempre con alguna que otra magulladura.
Su chulería simpática es también marca de la casa, algo que lo hace parecer
sobrado en ocasiones, aunque sin un ápice de altivez que le ponga sombra alguna
a una dulzura no carente de hombría.
La ambición por el poder que persiguen los nazis intentando
conseguir el arca de la Santa Alianza,
cuyos poderes sobrenaturales podrían ayudarles en una guerra que ya tiene en
mente el führer, y que podría conducirles a una
victoria aplastante, serán un real y serio peligro. (recordemos que estamos en
el año 1936, tres años antes de que comience la gran guerra en Europa).
Indiana será un
gran recurso en la lucha contra esa amenaza porque él es como el James Bond de la aventura y la
arqueología, un arqueólogo al que no le tiembla el pulso cuando hay que sacar
la pistola y ponerse a dar tiros a discreción.
Las escenas de acción no pierden espectacularidad en momento
alguno y están rodadas con una enorme precisión. La labor de los secundarios
fue seguramente destacable; en ese aspecto tiene mucho del clásico cine de
acción y aventuras. La adrenalina que desprenden engrandecen la aventura y
hacen del protagonista un verdadero héroe, alguien que en no demasiado tiempo
pasará a ser toda una leyenda.
El estilo es más bien clásico y heredado de ese cine de
aventuras que aparece en películas como El
secreto de los incas, Las minas del
rey Salomón u otras con una estética similar, como Hong Kong (1952), de Lewis R.
Foster, modesto film protagonizado por nada menos que Ronald Reagan en el que se hacía acompañar por un niño chino…¿os
suena de algo?, o China, peli de
1943 protagonizada por Alan Ladd y Loretta Young en la que el bueno del señor
Ladd vestía muy parecido a como
lo hace Indiana Jones.
De todos modos el film de Spielberg
no deja de tener un aspecto moderno en el milimétrico uso de la puesta en
escena o por unos efectos especiales de una tecnificación importante,
ochentera, sí, pero con su complejidad y muy eficiente en el resultado.
Bueno, y ahora con algunas anécdotas y curiosidades
relacionadas con esta gran peli que os pueden gustar si no las conocíais:
Comenzaremos con algo bastante sabido, y es que el actor Tom Selleck no se tomó mal haber perdido
el papel que le habían ofrecido de Indinana
Jones, nombre que en principio George
Lucas quería que fuese el de Indiana
Smith, pero que finalmente se desechó. En 1988, en un capítulo de su
popular serie Magnum titulado Legend of the lost art, cuyo contrato en
vigor le vio apartado de protagonizar al arqueólogo protagonizado después con
gran convicción por Harrison Ford, Selleck se pondría la fedora (sombrero)
de Indy. El homenaje mostraba a Tom Magnum en busca de un antiguo pergamino
en Hawai. El personaje siempre se salvaba por muy poco y llevaba consigo un
látigo. Un gag muy simpático del capítulo era cuando la gente en vez de decir
arca decía arte. Este episodio permitió a muchos espectadores contemplar lo que
pudo haber sido Indiana Jones
protagonizada por otro actor, un actor que físicamente tenía bastantes
similitudes con Ford. Éste, de
entrada, era un actor con el que George
Lucas no quería contar ya que era el protagonista de la saga de Star Wars; Lucas no quería que Ford se convirtiera en su Robert de Niro particular, haciendo alusión
y comparándose con Scorsese.
Otro de los actores en los que se pensó para el papel de
Indiana Jones fue Tim Matheson.
En cuanto a Marion,
en principio Lucas pensó en Sean Young para el papel. Posteriormente
acabaría en manos de Karen Allen,
también con semejanzas físicas entre una y otra. En cuanto al papel de Sallah, fue Danny de Vito la primera opción, aunque el personaje acabaría
siendo interpretado por Rhys-Davies.
Hablando de accidentes en el rodaje de tan entretenida y
emocionante película decir que Harrison
Ford se rompió el ligamento de la rodilla izquierda en la escena de la
pelea sobre el ala voladora. El actor no fue mordido por ninguna serpiente
mientras trabajó en el film, pero, ironías del destino, una vez de regreso a
casa, cuando ya había acabado el rodaje, Harrison
Ford fue mordido en su jardín por una serpiente. ¡Vaya mala suerte! Por
cierto: las serpientes que cubren el pozo de las Almas y las tarántulas que
cubren el cuerpo de Alfred Molina son
reales.
Pero no sólo con esto se tuvo que conformar Ford. Karen Allen, con toda esa dedicación
que quería poner en su trabajo y para
darle a su personaje todo el realismo que pudo, le dio varios puñetazos a Harrison Ford de esos que duelen…Más
contratiempos para él hombre…
Y si nos ponemos a relacionar la peli con otras por
diferentes motivos, aquí vienen unas cuantas anécdotas más: una de las pelis en
las que se inspiraron para su realización fue Sólo los ángeles tienen alas, que se ambienta en un pueblo del Sur
de América llamado Barranca, nombre que coincide con el del guía peruano.
El submarino que se utilizó es el mismo que el del film de Wolfgang Petersen El submarino (Das Boat.
Gran peli, por cierto, y muy recomendable). Se rodaron a la vez las dos
películas en la isla a la que llegan los alemanes. Es más: la matrícula que se
ve es la misma, pero con una ligera alteración. Al poco de rodar gran parte de
las escenas el submarino se hundió. Petersen
siempre que tiene oportunidad suele bromear con esta anécdota diciendo que Spielberg le debe un submarino.
El desierto en el que se rueda la escena final es claramente
el mismo planeta Tatooine de Luke
Skywalker; y cuando Indiana se
reúne en El Cairo con Bellock, éste
le dice que “es el reflejo oscuro de Indy”.
Un guiño más a la saga Star Wars.
Las escenas terroríficas en las que se muestra la apertura
del Arca de la Santa Alianza
están claramente inspiradas en la película de Disney Fantasía.
Para hacer la majestuosa roca, de la que se quiere
desembarazar Indy corriendo delante
de ella para salvar su vida, se tuvieron que utilizar 800 libras de pasta.
La secuencia en la que Indiana
dispara a un Tuareg que se pone a hacer malabarismos con el sable no se debe al
cansancio sino a que el equipo sufría una descomunal disentería, que da
diarrea, y nuestro protagonista no fue inmune a tal contratiempo, con lo que
tenía que desplazarse al baño cada dos minutos aproximadamente; una escena tan
larga era imposible llevarla a cabo bajo tales circunstancias; fue entonces
cuando se le ocurrió la idea al actor y a Spielberg
le pareció bien. Lo de la diarrea es más que creíble, si no sólo hay que ver la
cara que pone en esos momentos Harrison
Ford.
Y esa famosa escena de la persecución al furgón se quería
hacer en un principio sólo con camellos, sin embargo las dificultades en su
domesticación fue suficiente motivo para cancelar la idea.
Para finalizar añadir que Indiana
era el nombre del perro de George Lucas,
y Marion el de la gata de Spielberg. Tiene sentido, ¿no?