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jueves, 30 de agosto de 2012

Pretty woman/ Garry Marshall/ Estados Unidos 1990



Hacer versiones o adaptar en cine es algo tan habitual como hacer paellas en la comunidad Valenciana. En muchas ocasiones se adaptan novelas de éxito con el propósito de aprovechar el filón comercial, aunque la película sea inferior en calidad a la obra escrita original. Con una novela aceptable se puede hacer cualquier cosa interesante; tienes que meter bastante la pata para estropear la producción. También se hacen versiones de cómics, costumbre que en la actualidad arrasa, de videojuegos, idem que con los cómics, de series de televisión, de otras películas, normalmente clásicos o éxitos de público de hace tantos años que pueden volverse a actualizar sin el riesgo a que te digan constantemente que no hacía falta hacer tal versión estando aún la original tan fresca. También hay adaptaciones de cuentos infantiles, o de películas de animación, muchas de ellas de Disney, como sería el caso de Hook, de Steven Spielberg, versión del Peter Pan de la conocida productora de animación norteamericana.

Reese Whitterspoon hizo una versión muy psicodélica de Caperucita Roja en Freeway, donde el lobo era interpretado por un Kiefer Sutherland en apariencia amable y sensible, pero que escondía un aterrador interior. En esta película la pesadilla que sufre la nueva Caperucita deriva en una atroz venganza por parte de la anterior víctima del desalmado licántropo, aquí con la envoltura de un hombre normal y corriente; se podría decir que Caperucita se revela a lo Punk y de forma muy violenta contra su agresor.
¿Y qué ocurre con la película que nos ocupa, con la romántica Pretty Woman? Pues que es una versión del cuento de Disney de La cenicienta, algo que seguramente casi todos sabréis. Julia Roberts sería Cenicienta y Richard Gere un príncipe que se enamora de ella aunque pertenezca a una posición social muy distinta; lo que ocurre es que aquí La Roberts, con sus largas piernas y gran sonrisa contagiosa, es una prostituta con buenos sentimientos que necesita la calidez de una persona que la quiera por lo que es  y no por su apariencia, algo que va en contradicción con lo que se supone que buscan los hombres que reclaman las atenciones de tales mujeres. Esa calidez se la da en parte la compañera de profesión y gran amiga, interpretada con desenvoltura por la actriz Laura San Giacomo; pero para Julia Roberts no parece serle suficiente ese apoyo; hay veces que se siente sola y desprotegida, y más en un oficio tan duro en el que gana dinero, pero en el que no se siente a gusto… ella espera a su príncipe para que la rescate de esa penuria, más que económica, emocional, y su príncipe aparecerá por la calle en la que trabaja con un coche de lujo que no es de él y al que terminará rompiendo su cambio de marchas si alguien no le ayuda a manejarlo, y esa palanca que cambia las marchas (veo aquí una pequeña metáfora sexual y del control de la vida) será manejada con más soltura por el hombre cuando la chica le diga cómo tiene que hacer; es entonces cuando Gere se sorprenderá de la naturalidad de la mujer y de su belleza;  por un momento no se creerá muy bien lo que le está pasando. La chica le atrae, por lo que no la puede dejar escapar; quiere conocerla para estar con ella algún tiempo. Por falta de dinero no será…


Pretty Woman es una película que entretiene y que la gente no deja de ver siempre que la ponen una y otra vez (al parecer las audiencias de esta peli cuando la dan por TV es de las más altas, por lo menos hasta hace bien poco; y ya pueden dar fútbol o lo que sea que siempre ganará a la competencia esta alegoría en la que hay poco de realidad y mucho de cuento de hadas adaptado a los nuevos tiempos). Muchos dicen que es un clásico comercial moderno, seguramente sea así y las pruebas de las audiencias no hacen sino corroborar que es muy comercial y fácil de ver, sin demasiadas pretensiones artísticas; yo diría que es un clásico por su popularidad y no por su calidad cinematográfica. Después de todo su factura no deja de ser la de una película con un cierto estilo de telefilm de sobremesa bien facturado y elegante (sobre todo por su recreación artística, en la que el lujo tiene un lugar destacable), pero carente de auténticas emociones y sin detenerse demasiado en analizar las personalidades de los protagonistas; casi todo es superficial, pero esta característica en el presente caso no le resta valor: hace de la superficialidad un elemento que distrae y entretiene, y eso es meritorio. La dulcificación que se hace de la prostitución no le deja de molestar a muchos, aunque esto es lo que es: un cuento, y al ser un cuento todo es un cuento, valga la redundancia.


Aquí ya se sabe a los pocos minutos como va a terminar todo, hay cierto maniqueísmo en el tratamientos de los personajes: el hombre de negocios triunfador que no vive la vida plenamente y que planifica todo, que le cuesta demostrar los sentimientos; ese hecho hará que mucha gente no lo quiera como a él en el fondo le gustaría ya que su vida, en la que el trabajo lo es casi todo, impide que salga a la luz otra persona más cálida y humana, alguien que sólo vive para ganar dinero, aunque sea a costa de arruinar el trabajo de gente que dedicó toda su vida a un proyecto de vida que lo incluía a él y a su familia. Y la mujer, por otro lado, que vive el momento y a la que le importan por encima de todo los sentimientos, sobre todo el amor, un amor romántico protector y apasionado, como el que ofrecen los príncipes de los cuentos.


viernes, 24 de agosto de 2012

La caja de música/ Constantin Costa-Gavras/ Estados Unidos 1989


El cine de Constantin Costa-Gavras es comprometido políticamente (otro ejemplo sería Missing (Desaparecido), película en la que trabaja un ya veterano Jack lemmon, alguien al que nunca se debiera olvidar por su enorme papel en la película Días de vino y rosas, de Blake Edwars, el drama de un alcohólico y su mujer, y la aventura que viven de difícil vuelta atrás).


Lo que más me gusta de La caja de música es el conflicto que surge en Jessica Lange cuando va descubriendo, poco a poco, que su padre es una persona que ha hecho cosas malas en el pasado, pero que a pesar de irlo conociendo con otros ojos, más pesimistas, no puede dejar de quererlo…la mujer ya no lo podía ver como al padre que había sido siempre, un padre al que Jessica Lange quiso, y viceversa, un padre que la educó bien y con cariño. Esa lucha por reconocer lo que había hecho su padre, la negación inicial, y más tarde la aceptación más dolorosa, es lo que más me gustó.
Un último apunte: La caja de música tiene ciertas similitudes con la película del año 2008 El lector, juicio incluido: gente querida que en el pasado hizo algo deplorable, el conflicto interior que surge en alguien cuando se relaciona (de la forma que sea: como padre, amante, gran amigo etc) con el causante de ese sentimiento contradictorio. No puedes odiar a alguien al que has amado, a pesar de saber de su oscuro pasado, pero tampoco quererlo de la misma manera…

jueves, 26 de julio de 2012

Pijama para dos/ Delbert Mann/ Estados Unidos 1961




Creo que la mayoría de los que lean esta pequeña reseña no van a estar muy en mi línea al hablar de esta conocida comedia protagonizada por Rock Hudson y Doris Day. En general la peli la ponen bastante bien en algunas de las webs a las que le he echado un vistazo. A mí no me gustó a pesar de haber alguna que otra escena simpática. No me parece una buena comedia, ni mucho menos, y a continuación diré brevemente por qué:

Percibo momentos wilderianos de comedia en las situaciones alocadas que se dan; sólo que en Billy Wilder se exageran de un modo convincente mientras que en la película de Delbert Mann (director, curiosamente, con títulos tan destacados como Mesas separadas o la también excelente Marty) se presentan de un modo entre ingenuo y surrealista.


En Wilder hay ingenio, chispa, locura, diversión y credibilidad dentro de lo que es la esencia del género, unido a unos diálogos que rebosan cinismo pícaro y agilidad. En Pijama para dos, sin embargo, lo que contemplamos no terminamos de creérnoslo en ningún momento por postizo, artificioso, de una ingenuidad (cosa que para nada le ocurre al cine de Billy Wilder, sino todo lo contrario) cercana al Disney de las películas no animadas, si somos suaves, o a Barrio Sésamo si nos ponemos más duros en nuestra crítica, repetitivo, alargando la engañifa hasta límites insospechados como una goma que se utiliza sin pudor alguno, y por ser muy, muy ñoño y bastante tonto lo que se nos cuenta y el modo en el que se hace. A mí esa fue la sensación que me ha producido esta popular comedia.



sábado, 7 de julio de 2012

Hierro 3/ Kim Ki-duk/ Corea del Sur 2004




Este comentario servirá como una especie de colaboración del festival de cine asiático que está llevando a cabo el compañero y amigo bloguero David, en colaboración con otros blogueros, en su blog Lost Highway Blog. Espero que no le disguste demasiado mi aportación  :-P.

Antes de meterme en faena decir, para que quede meridianamente claro, que esta es una maravillosa película del director coreano Kim Ki-duk




Tae-suk es una persona solitaria que vive como un fantasma en las casas de los demás. En sus incursiones en la privacidad de los hogares no hace mal alguno; el chico es como un duende, pero de los amables, que cuidará de que todo esté en orden y en perfecto estado. Si peca en algo es de curiosidad por saber qué tipo de gente vive en las casas en las que se instala, algo que seguramente hace para sentirse más integrado y estar más a gusto en el nuevo entorno (cada casa será un mundo diferente).
Su existencia parece tranquila a pesar de una osadía que cualquiera podría pensar innecesaria sabiendo de sus capacidades para vivir una vida diferente, y entre el resto del mundo.
Ya instalado, después de haber cumplido su meticuloso procedimiento que le dará el visto bueno para entrar en esos hogares ajenos, pero sin ninguna mala intención, habitará las casas con el mismo cariño que sus dueños y tendrá especial prudencia por no deteriorar no sólo lo físico del espacio sino lo espiritual. Tae-suk hará un papel similar al del ángel guardián, pero de los lugares donde habitan los hombres, y sabedor de que tiene una deuda con los dueños de las casas, y para no sentirse peor, incluso aprovechado, Tae-suk pagará su autoinvitación cuidando de la armonía del hogar; para completar ese cometido arreglará todo tipo de objetos susceptibles de estropearse, como relojes, equipos de música o básculas para pesarse.



En una de las casas se le escapa algo fundamental sin pretenderlo: habitarla habiendo alguien dentro. Una chica llamada Sun-hwa permanece en una de las habitaciones de la casa en la que se acaba de meter Tae-suk. La chica observa durante un tiempo que hace el nuevo inquilino. Está muy lejos de ser un ladrón o alguien que pueda atemorizar por cualquier otro motivo oscuro. El hombre es pura delicadeza y casi ni se deja sentir. Hace de comer, lava la ropa, la tiende, limpia, riega las plantas… todo lo lleva a cabo con una dedicación y entusiasmo que resulta no sólo conmovedor sino sorprendente. ¿Quién es ese chico? ¿Por qué hace aquello? Es algo extraño, pero a la chica le atrae Tae-suk

Pero ella es infeliz porque en su matrimonio hay maltratos por parte del marido y porque lejos de querer a este hombre, que un día prometió hacerla feliz, lo desprecia.

Después de un tiempo, Tae-suk y Sun-hwa llegarán al convencimiento de que son almas gemelas y que deben estar juntos para siempre por muchas dificultades que surjan. El chico, además, cree, siente, que debe protegerla y hacer que desaparezca su dolor. Ella formaba parte de una de aquellas casas que cuidaba Tae-suk y, aunque el encuentro fuera un accidente no buscado por el chico, su papel es el de desvanecer el sufrimiento que hay en ella. Es por tal motivo por el que deciden escaparse cuando el marido de ella vuelve…


 


Y la historia pasará de una alegoría sobre el sufrimiento, la protección, el amor, la posesión, los celos, a algo mágico lleno de espiritualidad, de un misticismo muy a la oriental, dramático, aunque se puede decir que de final feliz, y con un lirismo romántico que emociona, donde lo espectral adquiere un significado pleno, íntimo y trascendente. Él siempre estará con ella de una u otra forma y Sun-suk se sentirá afortunada por ello.

Spoiler (no leer el spoiler en color azul para no descubrir partes de la película)
La escena final de la báscula a la que se suben los dos amantes hace indicar que ambos están muertos y que son sólo sus espíritus los que vuelven a utilizar aquel objeto que un día los acercó. Esa podría ser una explicación, creo yo.



domingo, 24 de junio de 2012

Scanners/ David Cronenberg/ Canadá 1981




Los protagonistas de esta película de David Cronenberg son los exploradores y una droga denominada ephemerol. Los exploradores tienen un gran poder telepático y son una amenaza no sólo para una organización que los persigue, y trata de combatirlos, sino para toda la humanidad.
Hay un líder muy poderoso y temible, Revok, protagonizado con una gran fuerza por el conocido actor Michael Ironside, y una organización en la que trabaja un doctor que querrá deshacerse de tan oscuro personaje, Paul Ruth. Para ello contará con la ayuda de otro explorador que desconocía sus poderes y que vagaba por la vida en una especie de abrumadora ensoñación, perdido y sin aparente remedio, Cameron Vale. Su poder psíquico podría resultar muy beneficioso para la misión de detener a Revok.




El personaje de Revok es maléfico y siniestro. Él es el iniciador de esa especie de raza, como si de los mutantes de los X man se tratara, llamada exploradores. Organizará una red en la que irá captando a todos y cada uno de estos telépatas para destruir la misma sociedad que los ha creado. Conoce la existencia de Vale, pero la organización que persigue a Revok se le ha adelantado en su intención de conseguir un adepto para la causa.


El ephemerol ayudará a los exploradores a suavizar los síntomas psíquicos que tienen. Estos síntomas son resultado de sus poderes, pero también perjudiciales si no se controlan; la droga consigue deshacer parte de los trastornos que ocasionan las facultades de los telépatas. Pero no sólo será un antídoto, el ephemerol será también causa de la existencia de los exploradores, de ahí ese protagonismo que adquiere en la película y que forma parte de su muy bien construida trama.

Esta excelente película es puro Cronenberg, con su fantasía alucinada, mórbida e inquietante. Su misterio es envolvente, cautivador y la propuesta alucinante del director canadiense se termina convirtiendo en algo creíble, muy bien realizado, de aspecto serio y nada frívolo, estúpido o surrealista. Navega entre el fantástico, el cine negro (Revok actuará como un mafioso – bandas enfrentadas: no sólo la gente de la organización contra la de Revok sino estos contra otros exploradores enemigos de Revok, de los que forma parte una mujer, también exploradora, Kim Obrist, protagonizada por JenniferNeill, con la que después se encontrará Cameron Vale, el explorador que trabaja para la organización –) y el cine de espías, con misiones que acometer y gente tapada (Vale querrá contactar con Revok para infiltrarse en su organización, y alguien de la organización de la que forma parte Vale será cómplice y confidente de Revok).




En Scanners hay poder mental y metamorfosis. La telepatía actuará no sólo en otras personas, tanto física como psíquicamente, sino también en las máquinas en una especial simbiosis muy cronenbergiana, en programas informáticos que pueden ser modificados por las mentes de los exploradores. Un flipe súper entretenido y con un grado de fascinación que sólo gente del calibre de David Cronenberg puede llevar adelante sin que resulte un espectáculo mínimamente bochornoso.




martes, 19 de junio de 2012

Buscando un beso a medianoche/ Alex Holdridge/ Estados Unidos 2007



Un chico se encuentra muy solo; su vida es aburrida y sin demasiadas motivaciones. Vive con su mejor amigo y la novia oriental de éste en un apartamento de Los Ángeles. Siente tanto hastío y su sexualidad está tan alterada que hace cosas tan raras como masturbarse delante de la foto retocada (de un desnudo de otra mujer – con la cara de la chica oriental –) por ordenador de la novia del amigo, compañera de apartamento. El amigo y su novia son tan enrollados y lo quieren tanto, porque parece que lo conocen bien, que más que molestarse por el hecho se sienten halagados, uno y otro (el amigo, de hecho, lo pilla en pleno acto sexual delante del ordenador dale que te pego y, aunque en principio se extraña, se enorgullece de ello después)
El amigo de apartamento le recomienda usar Internet para intentar quedar con alguna chica y no sentirse tan solo en un día como el de fin de año. El suceso del ordenador con la imagen RETOCADA de su novia ha hecho que se preocupe por él. El chico se decidirá y comenzarán a llegar llamadas de teléfono para conocerlo. Los recuerdos que tiene de su ex novia lo hacen sentirse peor, pero la empresa recomendada por su amigo para intentar cambiar su situación sentimental hará que se ilusione una vez más.


Sale a una cita con una chica que quiere conocerlo y comprueba lo especial que es, tan especial que su cita con ella es como una entrevista de trabajo, en la que la mujer elegirá al mejor candidato, a la que no sólo acude el protagonista sino unos cuantos hombres más tan desesperados como él mismo. Pero él es el más joven, guapo y encantador, por lo que terminará convenciendo a la atractiva rubia con aspecto de camarera texana.

Es a partir de la decisión de la chica cuando comienzan a conocerse de una forma más íntima y personal, parecida a como lo hacía Ethan Hawke y Julie Delpy en la película Antes del amanecer, paseos por la ciudad incluidos. El tono, sin embargo, es más de comedia que el de la película de Richard Linklater, que resulta mucho más romántico, aunque haya momentos serios y con su trascendencia, muy acertadamente contados y de una manera equilibrada e ingeniosa, sobre todo cuando navegan entre lo cómico y lo serio del asunto.


 


La película es muy amena y simpática, con momentos muy divertidos que salen sobre todo por la peculiaridad de los personajes y un toque excéntrico expresado que los vuelve entrañables y con su vulnerabilidad. Pero no todo es ligero, en general lo es por el tono, pero hay temas importantes tratados, con bastante encanto, como el desengaño,  la amistad, la soledad o la familia (esas madres que se comportan no dando el mejor ejemplo o que aburren al más pintado) que salen a la luz con un aspecto agridulce que hace que el film se parezca en muchas ocasiones a la vida misma. En ese sentido se acercaría a películas del corte de Entre copas, esa maravillosa comedia dirigida por Alexander Payne.